miércoles, 6 de noviembre de 2013

El giro a la izquierda, por Emiliano Guido (para "Miradas al Sur" del 03-11-13)


Miradas al Sur. Año 6. Edición número 285. Domingo 3 de Novimbre de 2013
 
Chile. Michelle Bachelet que no para de crecer en las encuestas, reivindica el derecho al aborto, el matrimonio igualitario, la reforma política y constitucional, en un programa de gobierno celebrado por el Partido Comunista. Paralelamente, la candidata del gobierno podría perder el segundo puesto en las elecciones presidenciales ante un candidato independiente.
En el film Aprile, el director Nanni Moretti retrata su vida y la de un país que comenzaba a ser encandilado por Silvio Berlusconi. El desencanto de Moretti con ese fin de siglo conservador estalla en una escena memorable: el autor de Caro Diario observa atónito un debate político televisivo donde el líder socialdemócrata Massimo D’Alema sólo atina decir frases desabridas y desideologizadas hasta que no tolera más la situación y se para del sillón para gritarle a D’Alema y a toda la otrora Tercera Vía europea: “Por favor, D’Alema, decí algo de izquierda”. En Chile, tras la dictadura de Augusto Pinochet, también fue muy esquivo para la Concertación Democrática –la alianza hegemonizada por socialistas y democristianos hoy denominada Nueva Mayoría– hablar con un diccionario socialista, rupturista o anti-imperialista. Influenciados por la herencia económica, institucional y, sobre todo, cultural, de un gobierno militar que instaló en la sociedad la idea de Chile como excepción al populismo latinoamericano, los presidentes de la Concertación como Patricio Aylwin, Ricardo Lagos o la actual candidata Michelle Bachelet fueron siempre muy cautos en su relato y en su gestión para, se excusaban, no despertar el “enano pinochetista” que todos los chilenos tienen, supuestamente, escondido en su interior.
Pero, evidentemente, algo está cambiando en el país de Salvador Allende y de Pablo Neruda. La campaña presidencial para los comicios del 17 de noviembre, por ejemplo, está manifestando que ya no cotiza en las encuestas ponerse en la derecha del tablero político. En principio, Bachelet presentó esta semana un programa de gobierno al que los Nanni Moretti chilenos jamás podrían caratular de componedor o anodino. Además, los sondeos indican que la carta política del piñerismo –Evelyn Matthei, hija de un general pinochetista– podría perder hasta el segundo lugar en los comicios en manos de un empresario independiente que reivindica un discurso de centro. Por último, la nación donde triunfó la vía democrática al socialismo tiene, por primera vez en años, varias ofertas electorales de izquierda. En este lote, sorprende la irrupción de Roxana Miranda. Costurera, líder de los deudores hipotecarios, Miranda asegura ser la “contracara de las dos rubias” (por las blondas Bachelet y Matthei) y asegura ser la “única candidata que reivindica el legado de Allende”. Pero, más allá de ese contrapunto, parecería que las gigantescas y creativas movilizaciones del estudiantado chileno y las menos televisadas peleas gremiales de los obreros del cobre y de los pueblos mapuches lograron encender la temperatura política chilena y, naturalmente, los dirigentes partidarios tomaron nota para no quedar atrás de los nuevos tiempos que corren.
El buró del Partido Comunista ya tenía preparada la carta de ruptura para comunicar su alejamiento de la entente Nueva Mayoría. Cuotas de poder en el futuro gobierno pero, sobre todo, indefiniciones de Bachelet, estaban empujando la decisión del Partido que postula a la conocida dirigente universitaria Camila Vallejo –una belleza de Boticelli según The New York Times– como diputada nacional. Pero, finalmente, la médica chilena más famosa explicitó su programa en el Teatro Huemul de Santiago y demostró que Michelle modelo 2013 tiene la sangre roja y el corazón a la izquierda. En concreto, Bachelet prometió que impulsará la “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres casos: peligro de la vida de la madre, violación o inviabilidad del feto”; defendió la “posibilidad de que se legalice el matrimonio igualitario”; aseguró que las tres principales demandas de la central sindical CUT serán respetadas en su futuro gobierno y, finalmente, dio a entender que en su futura gestión dará la madre de todas las batallas políticas para terminar con el legado institucional pinochetista: “Impulsaré una profunda reforma política y constitucional”, aseguró. Luego, no faltaron editoriales de los grandes medios hablando de la “chavización de Bachelet”, los socios de la Democracia Cristiana hicieron sentir su “malestar” y, lógicamente, el número uno del PC, Guillermo Teillier, aseguró que “hemos quedado muy conformes con la presentación de Bachelet”.
Pero no sólo el progresismo chileno se está corriendo un poco a la izquierda en cuanto a valores y propuestas, también la derecha trasandina está siendo sacudida por los nuevos patrones identitarios de la opinión pública local. En este sentido, por primera vez desde el regreso a la democracia en 1990, los comicios del 17 de noviembre podrían dar lugar a un ballotage sin la participación de los partidos oficialistas Renovación Nacional y la Unión Demócrata Independiente. En esa hipótesis, los dos finalistas serían Bachelet y el independiente Franco Parisi. “Parisi podría confundirse con una figura más de la derecha de Chile, como Sebastián Piñera o Evelyn Matthei: es ingeniero comercial, se desempeñó especialmente en el sector privado y es rico. Pero hay una diferencia fundamental, que Parisi se ocupa de subrayar: él dice no ser político. Después de hacer una carrera académica en la Universidad de Chile, donde estudió y obtuvo un doctorado en Finanzas, en los últimos años se hizo conocido por aparecer cada vez más seguido en televisión haciendo el papel de economista campechano que explicaba las noticias económicas en un lenguaje comprensible para la mayoría de la gente”, perfiló el portal uruguayo La Diaria en un artículo titulado “Tercero en discordia”.
Pero la candidatura de Parisi tiene otra característica que la hace más atractiva que la propuesta netamente conservadora de Matthei: no tiene lazos con la dictadura de Pinochet. Es más, el ex vicedecano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile se cuida mucho de utilizar un léxico pro neoliberal o privatista. “Ante el ascenso de Parisi, el comando de Matthei decidió cambiar la estrategia para impulsar una nueva derecha, apelando al votante de centro que en 2009 se inclinó por Piñera. Es justamente en torno del presidente que se estaría formando un grupo de trabajo con la finalidad de refundar la derecha chilena y alejarla del núcleo duro aún pinochetista o vinculado al régimen militar”, interpretó esta semana, en ese sentido, el matutino trasandino La Tercera.
Por último, el ciudadano chileno que entienda o califique las bases programáticas de Nueva Mayoría como muy reformistas no puede decir que está sin opción electoral. A la izquierda de Bachelet habrá varias ofertas en los cuartos oscuros chilenos. El Partido Ecologista Verde lleva como candidato presidencial al economista ambiental Alfredo Steir y el elegante Marcel Claude es la cabeza de lista del ascendente Partido Humanista. Y también está el disruptivo Partido Igualdad, imposible de encasillar en los tradicionales esquemas de la izquierda, y su figura pública Roxana Miranda, una costurera humilde –que incluso tejió y bordó el vestido colorido con el que asistió al primer debate televisivo según mostró en su cuenta de Twitter–, quien aguijonea la campaña advirtiendo que “por primera vez en el Chile contemporáneo hay una candidatura de los nadie, de los nunca, de los sin casa, de los sin dientes, de los humildes, de los que nada tienen y que, sin embargo, son la mayoría de este país”.
“Roxana Miranda es, sin duda, la candidata del Chile profundo, no sólo de los pobladores, sino también de los pescadores, los mineros, los mapuches, las amas de casa, los desempleados, los usuarios del sistema público de salud y transporte, las cajeras del Líder y el Jumbo, las clases medias empobrecidas y desclasadas, el Chile del norte y el Chile del sur”, escribieron los periodistas Miguel Pérez Ahumada y Luis Martín-Cabrera luego de publicar un extenso reportaje a Miranda que circuló días atrás en varios portales informativos latinoamericanos. En la entrevista, Roxana reivindica su modo de vida, su pertenencia proletaria y su piel cobriza: “Mi vida me permite, con más conocimiento de causa, instalar los temas sociales. Y, bueno, hay mucha diferencia con las otras dos rubias, hijas de generales: yo soy hija de un obrero. El mismo día que me llegó el remate a mi casa, a Bachelet le estaban prestando cinco millones de dólares. Esas cosas les duelen muchísimo a los otros candidatos que se hagan conocidas”.

Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/el-giro-la-izquierda
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario