Ignacio Ramonet entrevista a Nicolás Maduro
Natacha Salazar Pinto
Corresponsalía Venezuela
05/09/13.-Después de haber fracasado en su tentativa de deslegitimar
al presidente de Venezuela Nicolás Maduro –democráticamente elegido el
pasado 14 de abril– la oposición ya prepara las elecciones municipales
del próximo 8 de diciembre. En esa perspectiva, lanzó recientemente, con
la ayuda de la derecha internacional y sus habituales cómplices
mediáticos, el bulo de que el presidente Maduro no habría nacido en
Venezuela y por consiguiente, como lo estipula la Constitución, su
elección no sería válida.
Sobre esta nueva campaña de intoxicación y varios otros temas de
actualidad, conversamos con Nicolás Maduro –a bordo del helicóptero que
nos conduce de Caracas a Taguanes (estado Guárico)–, el mismo día en que
se cumplían sus primeros cien días de gobierno como Presidente de la
República Bolivariana.
Ignacio Ramonet: La oposición venezolana ha lanzado una campaña, que
encuentra eco en algunos medios internacionales, afirmando que usted no
nació en Venezuela, sino en Cúcuta, Colombia, y que posee doble
nacionalidad, lo cual, según la Constitución, lo invalidaría como
Presidente. ¿Qué comentarios le inspira esta acusación?
Nicolás Maduro: El objetivo de esa locura lanzada por un demente de la
ultraderecha panameña es crear las condiciones para una
desestabilización política. Tratan de conseguir lo que no lograron ni
por las elecciones, ni con golpes de Estado, ni con sabotajes
económicos. Están desesperados. Y se basan en la ideología
anticolombiana que la burguesía y la derecha venezolanas siempre han
tenido contra el pueblo de Colombia.
A ese respecto, si yo hubiese nacido en Cúcuta o en Bogotá, me
sentiría feliz de ser colombiano. Porque es una tierra fundada por
Bolívar. Si hubiera nacido en Quito o en Guayaquil, también me sentiría
orgulloso de ser ecuatoriano porque es una tierra liberada por Bolívar; o
en Lima, o en el Potosí, o en La Paz, o en Cochabamba, me sentiría
feliz de ser peruano o boliviano; y si hubiera nacido en Panamá, tierra
de Omar Torrijos, tierra de dignidad que formó parte de la Gran Colombia
de Bolívar, también me sentiría orgulloso de ser panameño. Pero nací y
me crié en Caracas, cuna del Libertador; en esa Caracas siempre
convulsa, rebelde, revolucionaria. Y aquí estoy como Presidente. Estas
locuras se recordarán como parte de la crisis de desesperación
esquizofrénica en que entra, a veces, la derecha internacional con el
objetivo de acabar con este faro de luz que es la revolución
bolivariana.
Ignacio Ramonet -Por otra parte, el Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado
Cabello, declaró recientemente que se han descubierto conspiraciones
contra usted, con intención de atentar contra su vida.
Nicolás Maduro: Sí, el ministro del Interior, Rodríguez Torres, el
Presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello y yo mismo hemos
revelado uno de los planes de asesinato que estaban preparándose para el
día 24 de julio, aniversario del nacimiento de Simón Bolívar, y
conmemoración de los 190 años de la Batalla Naval de Maracaibo.
Disponían de un conjunto de planes que logramos neutralizar y que tienen
siempre su origen en la misma derecha internacional. Ahí aparece, por
ejemplo, el nombre de Álvaro Uribe [ex Presidente de Colombia] que tiene
una obsesión contra Venezuela y contra los hijos de Chávez. Aparece
tambien la vieja mafia de Miami, la de Posada Carriles, que cuenta con
el apoyo de importantes instancias del poder en Estados Unidos. El
gobierno de Barack Obama no ha querido desmontar esa mafia de Posada
Carriles, un terrorista convicto y confeso, perseguido por las leyes de
nuestro país porque voló un avión de Cubana de Aviación en octubre de
1976…
Puedo asegurarle que seguiremos defendiéndonos, neutralizando esos
planes… y venciendo. Si ellos lograran su objetivo se crearía una
situación que no quisiera ni pensar en ella. A quien menos le conviene
que algo así ocurra es a la derecha venezolana. Desaparecería del mapa
político de nuestro país por 300 años… Porque la Revolución tomaría otro
carácter, sin lugar a dudas, mucho más profundo, mucho más socialista,
mucho más antiimperialista. Ojalá esos planes nunca tengan éxito, porque
les iría muy mal. Y yo lo vería desde el cielo pues…
Ignacio Ramonet -¿Piensa usted que el fracaso de la oposición en su tentativa de
desestabilización se debe a la política que usted ha impulsado, o a un
cambio de actitud de la propia oposición ante las elecciones municipales
del próximo 8 de diciembre?
Nicolás Maduro: Se debe principalmente a la fortaleza institucional
de la democracia venezolana, y a la decisión que tomé, apoyándome en esa
fortaleza, de derrotar tempranamente el intento de insurrección y de
violencia. Neutralizarlo. No permitir que se extendiera. Ellos
intentaron una especie de insurrección en las principales ciudades, los
días 15 y 16 de abril.
Ignacio Ramonet -¿Qué grado de violencia se alcanzó?
Nicolás Maduro: Asesinaron a once personas humildes, entre ellas una
niña y un niño. Y causaron casi cien heridos, de los que poco se habla.
Gente que quedó muy mal herida, con secuelas para toda su vida.
La oposición mostró su verdadero rostro golpista. Aparentaba buenos
modales democráticos pero cuando [el 5 de marzo] falleció el Comandante
Chávez, decidió desconocer el resultado de las elecciones y tratar de
imponer por la fuerza –con el supuesto apoyo internacional de Estados
Unidos y de otros gobiernos de la derecha–, una operación para
desestabilizar la Revolución. Logramos neutralizarlos y derrotarlos
tempranamente. Ahora no les queda otro camino que volver a intentar, por
la vía electoral, ocupar espacios en las alcaldías. Nosotros les hemos
obligado a que así sea. Si no fuera por nuestra decisión de que se
respete la Constitución, ellos hubieran llevado nuestro país a una
situación de guerra civil.
Ignacio Ramonet -En recientes declaraciones, usted ha alertado sobre fisuras en la unidad
de la Revolución. ¿Teme usted una división del chavismo?
Nicolás Maduro: Las fuerzas divisionistas y disolventes siempre han
amenazado cualquier Revolución. Las aspiraciones al poder de grupos y de
personas son una negación del proyecto mismo de la Revolución
Bolivariana que es de carácter socialista, y exige desprendimiento y
sacrificio. El Comandante Chávez fue presidente porque las
circunstancias de la historia ahí lo colocaron. Y yo soy presidente, no
por ambición individual o porque represente a un grupo económico o
político, no, soy presidente porque el Comandante Chávez me preparó, me
designó y el pueblo venezolano me ratificó en elecciones libres y
democráticas.
Así que todas estas fuerzas disolventes siempre van a existir. Pero
la Revolución tiene la capacidad moral, política, ideológica para
sobreponerse a cualquier intento de división de sus fuerzas. Yo dije eso
en el Llano venezolano, porque estaba viendo con mis ojos, ahí mismo,
delante de mí, a una persona que dice ser chavista pero, por debajo, es
financiado por los terratenientes, y él tiene un discurso chavista para
dividir. No es imposible que cuando ese individuo constate que no es
designado por la Revolución como candidato a la alcaldía de ese
municipio, se lance por su cuenta… Estamos en buenas condiciones para
lograr candidaturas unitarias en casi todos los municipios del país; y
nos tocará hacer un gran esfuerzo para derrotar a las fuerzas
disolventes de estos sectores que se dicen chavistas pero que, al final,
terminan siendo aliados de la contrarrevolución.
Ignacio Ramonet -Con respecto a la práctica gubernamental precedente, usted ha
introducido varios cambios: crítica de la inseguridad, denuncia de la
corrupción y, sobre todo, lo que llama el “gobierno de calle” ¿Por qué
sintió la necesidad de insistir en estos temas? y ¿qué balance hace del
“gobierno de calle”?
Nicolás Maduro: En primer lugar, el “gobierno de calle” ha
establecido, en esta nueva etapa, un método para que exista una
dirección colectiva de la Revolución. Segundo: se ha creado un sistema
de gobierno, donde no hay intermediarios entre el poder popular local y
la instancia de gobierno nacional. Aporta solución a problemas concretos
pero sobre todo contribuye a la construcción del socialismo, de las
comunas, de una economía socialista, y a la consolidación de un sistema
público de salud integral, gratuito y de calidad, y de un sistema
educativo público y gratuito de calidad… El “gobierno de calle” es una
revolución dentro de la Revolución.
Ignacio Ramonet -¿Es también una manera de combatir el burocratismo?
Nicolás Maduro: De vencerlo. Proponiendo otro sistema. Porque los
modelos de gobierno que heredamos expresan la forma de gobernar el
Estado burgués, él mismo heredero de la colonia en América Latina. El
presidente Chávez los derrotó mediante las Misiones que constituyeron un
nuevo modelo de gestión de las políticas públicas. Nosotros, a las
Misiones, les estamos añadiendo el “gobierno de calle” que, podríamos
decir, es una instrucción directa del Comandante Chávez. Él nos ordenó, a
Elías Jaua que era vicepresidente en la época y a mí que era
vicepresidente político, que fuésemos construyendo un sistema de
gobierno regionalizado –“popular” decía él– yo le puse “gobierno de
calle”. Todas son instrucciones y orientaciones dentro de la filosofía
de un modelo socialista en el que el poder no sea de élites –ni élites
burguesas, ni nuevas élites que se burocratizan o se aburguesan– ¡no!
Queremos que el poder esté democratizado, que sea una vacuna contra el
burocratismo, contra el aburguesamiento y, además, que nos permita
lograr la ‘eficiencia socialista’.
Ignacio Ramonet -Si la oposición gana las elecciones municipales del 8 de diciembre,
es probable que llame a un referéndum revocatorio en 2015 ¿cómo ve usted
esa perspectiva?
Nicolás Maduro: Estamos preparados para todos los escenarios. Al
pueblo siempre vamos a decirle la verdad. Si la oposición llegara a
sacar una votación importante el 8 de diciembre, va a tratar de
profundizar la desestabilización para disolver nuestra Patria, acabar
con la independencia y acabar con la Revolución del Comandante Chávez
que retomó el concepto de República Bolivariana. Van a imponer
escenarios de desestabilización violenta en primer lugar, y Estados
Unidos tratará de acabar con los niveles de independencia y de unión que
América Latina posee hoy.
Tenemos una gran responsabilidad, porque estamos defendiendo un
proyecto que puede hacer posible otro mundo en nuestra región y puede
contribuir a crear un mundo multipolar sin hegemonías económicas,
militares ni políticas del imperialismo estadounidense. Buena parte del
nacimiento de otro mundo donde se respeten los derechos de los pueblos
del Sur –e inclusive de los pueblos de Europa, para que Europa se sacuda
el neoliberalismo–, depende de que, en América Latina, triunfen
definitivamente las ideas de constituir un bloque de fuerza y de
equilibrio para consolidar la idea de que ya no somos ningún ‘patio
trasero’ de los Estados Unidos. Todo eso depende, en buena medida, de lo
que pase aquí.
Ignacio Ramonet -¿Cómo explica usted el resultado de la oposición el pasado 14 de abril, y cómo piensa ganar el próximo 8 de diciembre?
Nicolás Maduro: Hay un electorado que siempre ha votado
indistintamente por la oposición. Pero el 14 de abril, una buena parte
de los que no votaron por nosotros lo hicieron por descontento, por
cosas mal hechas, problemas acumulados… Sin embargo estos electores no
han acompañado nunca las aventuras golpistas y antibolivarianas de la
derecha. A esos venezolanos y venezolanas, nosotros, permanentemente,
les decimos que estamos en la calle trabajando para mejorar las cosas.
Ellos saben que no ha sido facil. Y que la epopeya más grande fue, la
víspera del 14 de abril, sobrepasar la tragedia histórica de la muerte
del Comandante Hugo Chávez. Superar el luto colectivo. Cuando una
persona entra en luto puede caer en estado de desesperanza, no creer ya
en nada. Buena parte del pueblo venezolano entró en luto profundo. Y los
expertos en guerra psicológica que acosan a nuestro país se
aprovecharon de ese momento y de esa fragilidad para atacar duramente….
Por eso nuestra victoria del 14 de abril fue realmente heroica.
Lo que estamos realizando –el “gobierno de calle”, la recuperación de
la economía, la atención a temas impostergables como la inseguridad
ciudadana, la corrupción…– nos va a dar la fuerza para una gran victoria
el 8 de diciembre. Y eso va a ser la garantía de que se despeja de
nuevo el camino para la construcción del socialismo del siglo XXI.
Ignacio Ramonet -¿Hasta dónde piensa llegar en su lucha contra la corrupción?
Nicolás Maduro: Hasta las últimas consecuencias. Vamos con todo. Nos
enfrentamos a una derecha muy corrupta, heredera de la IV República
descompuesta y en etapa de decadencia. Pero también estamos enfrentando
la corrupción anidada en el campo revolucionario o en el seno del
Estado. ¡No habrá tregua! He constituido un equipo secreto de
investigadores incorruptibles que ya han destapado varios casos enormes.
Tenemos ya a algunos detenidos del más alto nivel y vamos a seguir
atacando duro. Serán juzgados y van a ir a donde tienen que ir: a la
cárcel.
Ignacio Ramonet -¿Cómo ve usted la situación de la economía? Varios análisis alertan sobre el nivel elevado de la inflación.
Nicolás Maduro: La economía venezolana está en transición hacia un
nuevo modelo productivo, diversificado y ‘socialista del siglo XXI’, en
el marco de la construcción de un nuevo cuadro económico constituido por
la integración suramericana y latinoamericana. No hay que olvidar que
nosotros somos ahora miembros de Mercosur –ejercemos en este momento la
presidencia pro-tempore de Mercosur–, además somos miembros del ALBA
[Alianza Bolivariana de los pueblos de nuestra América] y lideramos
Petrocaribe. Toda esta masa geográfica-demográfica-económica, reúne a 24
países del continente, lo cual podría representar –Mercosur + ALBA +
Petrocaribe– casi la cuarta economía del mundo… Tenemos que transformar
la economía venezolana y conectarla con el desarrollo de este nuevo
marco económico, y a su vez integrarnos –en situación de ventaja– en la
economía mundial. No de dependencia. Por eso digo que estamos en
transición.
Sobre la inflación le diré que hemos padecido un ataque muy duro,
especulativo, contra nuestra moneda, y lo estamos superando. También hay
un sabotaje al abastecimiento de varios productos. Todo ello produce
inflación. Pero ya comenzamos a controlar, a equilibrar, y estoy seguro
de que vamos a superar esta situación en lo que resta del segundo
semestre.
Vamos a estabilizar la moneda. Ya empezamos a estabilizar el
abastecimiento, pero la clave fundamental para que vayamos saliendo de
este modelo rentista, dependiente, es la diversificación de nuestra
producción. Estamos acometiendo grandes inversiones en sectores clave de
la producción de alimentos, de la agroindustria y de la industria
pesada. Estamos atrayendo capital internacional que aporte divisas y
traiga tecnología. Recientemente hicimos una gira por Europa y estamos
muy optimistas de que venga capital de Francia, de Italia, de Portugal…
Deseamos que venga capital de Brasil, de la India, de China, con su
tecnología para desarrollar la industria intermedia en Venezuela,
diversificarla. Para que Venezuela tenga motores propios y variados y no
dependa sólo del petróleo que, por lo demás, constituye un motor
poderosísimo para los próximos 50, 80 años. Poderosísimo. No olvidemos
que Venezuela dispone de las reservas de petróleo más importantes del
planeta y posee la cuarta reserva de gas. Venezuela es una economía con
mucho poder financiero y económico. Lo que vamos a ver, sobre todo a
partir del año 2014, es una recuperación del nivel de empuje y
crecimiento de la economía venezolana.
Ignacio Ramonet -¿Cómo se explican los problemas de desabastecimiento que han sido muy criticados por la prensa internacional?
Nicolás Maduro: El desabastecimiento forma parte de una estrategia de
“guerra silenciosa”, donde actores políticos acompañados de actores
económicos nacionales e internacionales, viendo el estado de gravedad
del Comandante Chávez entre diciembre del año pasado y marzo de éste,
comenzaron a atacar puntos clave de los procesos económicos venezolanos.
Alentados también por algunos errores que se cometieron en el sistema
de cambio de divisas en Venezuela, que ya hemos corregido. Esas fuerzas
antibolivarianas comenzaron poco a poco a golpear el abastecimiento de
los productos que importamos. Además, para explicar la escasez de
algunos productos, hay que tener en cuenta que el poder adquisitivo de
los venezolanos no ha cesado de aumentar. Tenemos apenas un 6% de
desempleo, y el salario mínimo urbano aquí es el más alto de América
Latina. Otro punto importante, reconocido por la FAO [Organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en
inglés], somos el país del mundo que más ha hecho por combatir el
hambre. Todo esto –es muy importante tenerlo en cuenta- ha generado una
capacidad de consumo de la población, que está creciendo cada año por
encima del 10%. El consumo crece a un rítmo superior a la capacidad de
producción del país y a la capacidad de los mecanismos que teníamos para
abastecerlo con importaciones.
El Comandante Chávez, la última vez que hablé con él personalmente,
el 22 de febrero pasado, cuando evaluamos la situación económica y
hablamos del desabastecimiento, me dijo: “Se ha desatado una ‘guerra
económica’ para aprovechar mi enfermedad y mi gravedad y la posibilidad
de que se llegue a unas elecciones presidenciales. En ese caso, la
burguesía trataría de crear unas circunstancias económicas difíciles
para, con el apoyo imperial, darle el zarpazo a la Revolución
Bolivariana.”
Nosotros ya estamos saliendo de estas circunstancias. Al pueblo
venezolano jamás le ha faltado el alimento. Nunca. Usted va a cualquier
barrio popular, de esos que yo conocí en los años 1980, donde los niños
eran famélicos, donde la gente comía una vez al día y a veces comida
para perros… El barrio más humilde que encuentre en el país, donde
quiera, métase allí, abra la despensa, y conseguirá carne, arroz, los
aceites, leche… El pueblo tiene garantizado el alimento, y lo ha tenido
en las peores circunstancias de la ‘guerra económica’ que nos han hecho.
Nunca le ha faltado.
Por eso tenemos estabilidad social y política. Ahora, esta guerra es
muy distinta a la de hace once años. Entonces salía el jefe de la
patronal, Carmona Estanga, y llamaba a un paro general. Salía el jefe de
la vieja burocracia sindical, Carlos Ortega, y llamaba al paro. Ellos
daban la cara, asumían el sabotaje de la economía y hubo grandes
desabastecimientos que casi provocan una explosión social en 2002-2003.
Ahora no. Ahora es la “guerra silenciosa”, una “guerra blanda”,
“diplomacia blanda” según consignas de Washington. En 2002-2003,
gobernaba George W. Bush que era brutal y decía: “¡Voy a invadir!” e
invadía; “¡Vamos a derrocar a tal gobierno!” y lo derrocaba. Ahora es lo
blando, lo escondido, y aparece la derecha fascistoide que va sonriendo
y diciendo: “Este gobierno es incapaz porque no puede abastecer de
productos.” Cuando son ellos los que están detrás de un plan, con
agentes internacionales en el campo económico, para hacerle daño al
país. Pero lo vamos superando y vamos vacunándonos. En el futuro, les
será imposible arremeter con esos mismos mecanismos.
Ignacio Ramonet -En la economía ¿qué papel le ve usted al sector privado?
Nicolás Maduro: Históricamente, el sector privado en Venezuela tiene
poco desarrollo. Nunca hubo burguesía nacional. El sector privado, en lo
fundamental, se desarrolló cuando surge el petróleo, como un factor más
bien vinculado a la apropiación de la renta petrolera. Casi todas las
grandes riquezas de la burguesía venezolana están vinculadas a la
manipulación del dólar, sea para importar productos (la burguesía
comercial) o sea para apropiarse de la renta y colocarla en cuentas de
grandes bancos en el exterior. Así que, en cien años, no tuvimos una
burguesía productiva como la tuvo Brasil por ejemplo, o Argentina. Ahora
es cuando estamos viendo resurgir sectores privados con proyectos
vinculados a la verdadera producción de riquezas para el país.
En el modelo socialista venezolano, el sector privado tiene un papel
que jugar en la diversificación de la economía. Desde siempre, el
Comandante Hugo Chávez favoreció las relaciones con el sector privado,
tanto en la pequeña, como en la mediana o la gran empresa, favoreció el
desarrollo de empresas mixtas y la venida de capital privado
internacional. Hay un pensamiento económico que, en Venezuela, se ha
desarrollado para seleccionar en qué área es necesaria la inversión
extranjera. Qué capital puede venir y en qué condiciones. Por ejemplo:
aunque nuestro petróleo está nacionalizado, existen modalidades diversas
que permiten inversiones, en la Franja del Orinoco, de todo el capital
mundial; allá hay empresas de todo el planeta, empresas mixtas: 40%
capital internacional, 60% Venezuela. Les cobramos los impuestos debidos
–antes se cobraba el 1%, ahora se les cobra el 33%. Venezuela ofrece
todas las garantías constitucionales para recibir capital internacional.
Ignacio Ramonet -¿Se mantendrá el control de cambio?
Nicolás Maduro: El control de cambio es un sistema exitoso. En
febrero pasado, para defendernos de un ataque brutal contra la economía y
contra la moneda, tuvimos que adecuar, digamos, el bolívar. Venezuela
puede manejarse con este tipo de cambio que tenemos, perfeccionándolo.
Debemos fortalecer nuestra moneda, vacunarla contra los ataques
especulativos y perfeccionar el sistema de manejo de las divisas
convertibles.
I
gnacio Ramonet -Usted me habló antes de ‘eficiencia’ ¿Qué progresos ha constatado en
materia de ‘eficiencia’, en particular en el campo de la economía?
Nicolás Maduro: En primer lugar, una mejora sustantiva del sistema
del Cadivi [Comisión de Administración de Divisas], el organismo que
maneja el control de cambio en Venezuela. Realmente ha mejorado mucho en
los controles previos, los controles posteriores y la asignación de las
divisas necesarias para los agentes económicos. Otro elemento muy
importante ha sido la creación del Sicad [Sistema Complementario de
Administración de Divisas], un mecanismo de subastas que está
funcionando de manera perfecta, pero al que, además, tiene ahora acceso
el público en general. Cualquiera puede ir al Sicad. La gente común y
corriente puede obtener divisas para su vida normal, sin necesidad de
pasar por ninguna alcabala. Esos son progresos concretos.
Pero también hemos constituido un Estado Mayor para la dirección de
la economía, dirigido por Nelson Merentes, el vicepresidente de
Finanzas. Allí están todos los ministros de los sectores económicos.
Cada ministro tiene que supervisar, apoyar y dirigir cada rubro que se
produce en Venezuela. Hemos seleccionado 58 rubros fundamentales.
Tenemos un seguimiento permanente -pudiera ser hasta diario, ahora es
semanal- de cómo va la producción de cada uno de esos productos, qué
inversiones hacen falta, qué trabas tienen para su comercialización
interna… O sea, vamos logrando un mecanismo clave para gobernar la
economía. De igual modo que se gobierna, a nivel político, un país, hay
que gobernar la economía. Sobre todo si nos estamos planteando construir
el socialismo.
El capitalismo es el reino de la anarquía, y cuando hay anarquía en
lo económico gobierna quien tiene más poder: el capital financiero. Hoy
¿quién gobierna realmente Europa? El capital financiero. En Europa, este
capital financiero está desmontando el Estado de bienestar que se
constituyó después de la Segunda Guerra Mundial. En Venezuela no,
estamos construyendo un gobierno económico para edificar el socialismo
¿Para qué debe servir la economía? Para garantizarle a la ciudadanía la
salud, la alimentación, la vivienda digna, la educación gratuita… ¿A
quién le debemos estos derechos universales? A la Revolución Francesa y a
la Ilustración que llegaron a nuestra tierras, traducidas al mestizaje
latinoamericano, de la mano de Simón Rodríguez, y que defendió Bolívar.
Es parte del patrimonio más grande de la humanidad. Pero el capital
financiero niega todo eso.
Ignacio Ramonet -En estos cien días de gobierno, nuestra impresión es que la principal
crisis de política exterior que conoció Venezuela fue con Colombia.
¿Cómo están actualmente las relaciones con Bogotá?
Nicolás Maduro: En estos cien días, hemos logrado consolidar todo el
eje de relaciones estratégicas, ante la construcción de una nueva
geopolítica regional y de un nuevo sistema de fuerzas para garantizar la
nueva independencia del continente. Las diferencias con Colombia han
sido tratadas, evidentemente, a través del diálogo. Hemos trazado las
líneas de conducta para su superación. Yo confío en la palabra del
presidente Juan Manuel Santos, y espero que logremos lo que conversamos.
Yo confío en que vamos a tener una relación de coexistencia pacífica y
positiva entre dos modelos: un modelo socialista, de revolución
cristiana del siglo XXI, igualitario, de democracia popular como el
venezolano, y otro modelo que no voy a calificar, pero que es distinto
al nuestro. Estamos obligados a coexistir como hermanos siameses. Hemos
demostrado que se puede coexistir y ojalá los sectores políticos y
económicos dominantes en Colombia y el presidente Santos al mando del
gobierno, entiendan que la coexistencia y el respeto son básicos para el
desarrollo de nuestros dos países.
Ignacio Ramonet -¿Cómo van las relaciones con Washington?
Nicolás Maduro: Quisiera decir, primero, que Barack Obama es un
presidente circunstancial. Es una circunstancia en el seno de la élite
que gobierna Estados Unidos ¿Por qué llega Obama a la presidencia?
Porque convenía a los intereses del complejo industrial
militar-financiero-comunicacional que dirige Estados Unidos con un
proyecto imperial. Quien conozca en profundidad la historia de la
fundación de Estados Unidos y de su expansionismo, reconocerá que es el
imperio más poderoso que ha existido, con un proyecto de dominación
mundial. Sus élites eligieron a Obama en función de sus intereses, y han
logrado parte del objetivo que se plantearon: hacer que el país
aislado, desprestigiado que era Estados Unidos en la época de George W.
Bush, se convirtiera, gracias a Obama, en una potencia que posee de
nuevo capacidad de influencia y de dominación. Si no, veamos el caso de
Europa, sometida a los dictámenes de Washington como nunca antes.
Lo que pasó con el presidente de Bolivia Evo Morales, cuando cuatro
Estados europeos le negaron el acceso a su espacio aéreo, es una
demostración gravísima de cómo, desde Washington, se dirige a los
gobiernos de Europa. Es muy desconcertante realmente. Yo no sé si los
pueblos de Europa saben eso, porque a veces, con el control
comunicacional que hay, estas noticias se van banalizando y se van
dejando de lado. Pero es muy grave. Obama ha logrado que el Imperio
crezca en influencia política.
Los Estados Unidos van preparándose hacia una nueva etapa que es
crecer en dominación militar y económica. En América Latina, su proyecto
es revertir los procesos progresistas de cambio para volver a
convertirnos en su patio trasero. Por eso están retomando –con otro
nombre– el proyecto del ALCA [Área de Libre Comercio de las Américas],
para dominarnos económicamente y retomar los mismos métodos del pasado.
Fíjese, bajo el mandato de Obama: golpe de Estado en Honduras dirigido
desde el Pentágono; intento de golpe de Estado contra el presidente de
Ecuador Rafael Correa, teleguiado por la CIA; golpe de Estado en
Paraguay operado por Washington para sacar al presidente Fernando Lugo…
Que nadie se llame a engaño, si los Estados Unidos viesen que hay
condiciones favorables, vendrían de nuevo a llenar de oscuridad y de
muerte América Latina.
Por eso la relación del gobierno de Obama con nosotros es
esquizofrénica. Ellos piensan que nos pueden engañar con la ‘diplomacia
blanda’; que nos vamos a dejar dar el ‘abrazo de la muerte’. Nosotros lo
hemos planteado muy claro: ustedes allá con su proyecto imperialista y
nosotros acá con nuestro proyecto de liberación. La única forma de que
haya una relación estable y permanente es que nos respeten. Por eso he
dicho: “Tolerancia cero con el irrespeto gringo y de sus élites. No lo
vamos a tolerar más.”
Si nos siguen agrediendo, responderemos a cada agresión con mayor fortaleza. Ha llegado la hora de la tolerancia cero.
Ignacio Ramonet -En la reciente Cumbre del ALBA, usted ha propuesto una articulación
ALBA-Mercosur-Petrocaribe. ¿Es una respuesta a la Alianza del Pacífico
(1)?
Nicolás Maduro: No. Es una necesidad histórica. Tenemos que
consolidar los espacios económicos logrados. Mercosur ha venido viviendo
una transformación muy positiva y ahora, con la incorporación de
Venezuela, la próxima incorporación de Bolivia y la posible
incorporación de Ecuador, comienza Mercosur a ocupar un espacio vital en
Suramérica.
Petrocaribe es una realidad maravillosa que ha permitido la estabilidad
energética, económica, financiera y social de 18 países del Caribe. Y el
ALBA es una vanguardia donde ha habido ensayos económicos como el SUCRE
[Sistema Único de Compensación Regional], una unidad de cambio
latinoamericana, o como el Banco del ALBA y otros ensayos como las
‘empresas grannacionales’ que han ido adquiriendo experiencia y
espacios.
Ha llegado el momento de acercar todos los espacios ya conquistados
para definir un nuevo modelo económico. Ha llegado la hora de unir ese
inmenso espacio Mercosur-ALBA-Petrocaribe que representaría, repito,
casi la cuarta economía del mundo, en un espacio nuestro, y no de falso
libre comercio ¡Porque el libre comercio es falso! ¿Cree usted posible
la libre circulación, en los mares, de un tiburón y una sardina sin que
el tiburón se coma a la sardina? Imposible. El libre comercio es como
cambiar pepitas de oro por espejitos, sistema con el cual nos
colonizaron hace 500 años. Tenemos que consolidar una zona económica
complementaria, diversa, desarrollada, con sus mecanismos financieros,
monetarios, y convertirnos en un poderoso bloque económico. Y, a partir
de ahí, tener relaciones con Rusia, la India, China, Sudáfrica;
redefinir nuestras relaciones comerciales y económicas con Europa, con
Estados Unidos, donde nosotros no volvamos a ocupar el papel de colonia.
Ignacio Ramonet -¿Cómo ve usted las relaciones con la Unión Europea?
Nicolás Maduro: La Unión Europea ha perdido la oportunidad de
convertirse en una gran potencia equilibradora del mundo. Todos los
pueblos del planeta aspirábamos a que la Unión Europea fuera la fuerza
de equilibrio del mundo. Pero parece que no. El capital financiero y los
viejos complejos colonialistas de las élites que dirigieron Europa
durante 300 años, parece que se van a imponer a la conciencia
democrática y democratizadora de la mayoría de los pueblos de Europa.
¿Qué deseamos de la Unión Europea? Que cambie su política, que deje de
estar de rodillas ante Washington, que se abra al mundo y que vea a
América Latina como una gran oportunidad para volver a restablecer el
Estado de bienestar social y para establecer relaciones con nosotros de
igualdad, de prosperidad, de crecimiento. De manera natural, podemos
desarrollar una alianza Unión Europea-América Latina y el Caribe para el
desarrollo conjunto. Estamos preparados para eso. Entendemos
perfectamente la cultura occidental, somos parte de ella, aunque tenemos
nuestras particularidades mestizas. Pero las élites europeas no nos
entienden. Ojalá eso se supere.
Ignacio Ramonet -El Presidente Chávez quería hacer de Venezuela un “país potencia” en un
“mundo multipolar” ¿sigue siendo esa la línea, en materia de política
exterior?
Nicolás Maduro: Claro. En su corta vida, Chávez logró no sólo
rescatar a Bolívar como idea, inspiración y símbolo, sino que lo
convirtió en una estrategia. Logró hacer que, en el mundo, coexistan dos
modelos: el capitalista-neoliberal, y el modelo
bolivariano-independentista-chavista, de justicia, de socialismo. En
todo el planeta hoy se están debatiendo esos dos proyectos: el del
regreso de la hegemonía unipolar del imperialismo estadounidense; o el
modelo de un mundo multipolar y multicéntrico.
El Comandante Chávez configuró una política de desarrollo de ejes de
fuerza, de núcleos de fuerza, de anillos de fuerza para desmontar el
mundo controlado por el imperialismo. Y sobre todo para construir un
nuevo sistema de relaciones internacionales. La humanidad no podrá
existir si no se desarrolla esa política internacional. Lo otro es
cruzarse de brazos y rendirse a que el Imperio reconquiste el mundo, lo
vuelva a dominar y nos esclavice más temprano que tarde. No lo vamos a
permitir.
IGNACIO RAMONET/LE MONDE DIPLOMATIQUE
(Ciudad CCS)
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