lunes, 29 de septiembre de 2014

AGUSTÍN ROSSI: “La derecha no expresa sus ideas por una razón simple y concreta: porque son horribles”, entrevista de Francisco Balasz para "Miradas al Sur" del 13-09-14

ENTREVISTA A AGUSTÍN ROSSI



Una semana atrás presentó su precandidatura presidencial por el Frente para la Victoria. Hoy, Agustín Rossi analiza los desafíos de la coyuntura con una mirada puesta a futuro mientras combina sus actividades como ministro de Defensa y comienza a recorrer el país para dar a conocer sus propuestas. 

–En el discurso del pasado sábado 6 hizo un repaso de todo lo obtenido de 2003 en adelante y planteó la idea de continuar este proyecto. En estos tiempos se está debatiendo mucho lo que es continuidad y profundización, ¿cuáles son los desafíos a futuro donde usted haría eje?

 –El proceso de estos 12 años es un proceso evolutivo. Cuando algunos hablan de continuidad, de continuidad con cambios, o el cambio con continuidad, lo cierto es que nosotros mismos cambiamos durante estos 12 años. Ciertamente, las políticas que aplicamos no fueron las mismas en 2012 que en 2003: el proceso sociológico, político, es un proceso evolutivo y las medidas de políticas públicas que se tomaron en un determinado momento no son las mismas que se tomaron en otro. No se toman decisiones políticas en un termo. Hay un entorno y un contorno de lo que expresa la demanda de la sociedad bajo la misma evolución dentro de un determinado momento. Trato de precisar que esto es un proceso de evolución, y vamos a seguir dando respuestas a las demandas que vamos a tener en los próximos cuatro años, evolucionando en forma continua, generando nuevas políticas para las demandas que vayan surgiendo. Por eso, me aproximo más a una síntesis preguntando, ¿cuál es el gran cambio? El gran cambio es que en 2003 nosotros teníamos problemas y la Argentina hablaba del pasado. Uno podría decir que todavía estamos resolviendo los problemas del pasado, entre ellos, la deuda que no generamos. Por eso creo que el gran mérito de Néstor y Cristina es que así como en 2003 había una Argentina con problemas, en 2015 vamos a tener una Argentina con desafíos, múltiples, pero que entusiasman. A partir de la recuperación de YPF, en los próximos años la Argentina logrará autoabastecimiento energético. Los descubrimientos de petróleo y gas no convencional ponen a la Argentina entre los cinco países con mayores reservas mundiales. Con este horizonte de autoabastecimiento energético, la Argentina saldrá de la restricción externa, los que nos permitirá profundizar su proceso de sustitución de importaciones, fortalecer su perfil industrial para generar más empleo y de más calidad. Allí destaco la posibilidad de definir claramente cuáles van a ser los sectores de la industria a los que el Estado argentino va a apostar fuertemente para su desarrollo. 

 –A la soberanía energética hay que sumarle la soberanía financiera… 

–Las reestructuraciones de deuda de los años 2005 y 2010 fueron decisivas a la hora de plantearnos una política económica autónoma y para que, por primera vez en nuestra historia, dejara de ser el gran condicionante del desarrollo económico de nuestro país, tal como sucediera en los primeros años de la democracia. Hoy tenemos una deuda que pasó del 160% del PBI al 40% del PBI pero además cambio su canasta de monedas. Hoy, la mayor parte de la deuda esta en moneda nacional, y en moneda extranjera tenemos alrededor del 15%, de los cuales el 6 es con organismos nacionales, el 7 y 8 en manos de tenedores privados. Es decir, una deuda claramente manejable para la evolución económica. Esto es soberanía financiera. Y también la Argentina dispone de soberanía alimentaria. Tenemos un sector agropecuario que es capaz de producir alimentos no sólo para la Argentina sino para una gran parte del mundo, lo que representa un desafío también hacia adentro del sector agropecuario que es incorporarle valor agregado a su producción.

 –Desafío que lleva más de un siglo… 

–La Argentina es rica en recursos naturales en términos generales. Yo incorporaría la mirada regional, la mirada que significa la integración regional y sobre todo en América del sur. Nosotros tenemos alimentos, agua dulce, hidrocarburos, minerales estratégicos. Es un hecho de fortaleza soberana, digamos, a todo esto yo le agrego un enorme crecimiento de lo que genéricamente llamo el mundo del conocimiento. De 2003 hasta la fecha sancionamos la nueva ley de educación técnica con el fondo de equipamiento para las escuelas técnicas, la ley de educación nacional, la ley de financiamiento educativo, la duplicación del presupuesto universitario que era del 0,5% del PBI creando fundamentalmente nuevas universidades que permitieron que haya nuevas generaciones de estudiantes universitarios en la mayoría del conurbano. El otro día estuve en Villa María, en Córdoba, y pasa exactamente lo mismo: el 92% de los estudiantes universitarios lo son de primera generación. Miles de científicos que antes investigaban afuera del país ahora están trabajando aquí. Todo eso, en algún momento, tiene que hacer un click más fuerte y producir una enorme transferencia de conocimientos para que el sector productivo pueda llevar a cabo los desarrollos científicos y tecnológicos que permitan una mayor producción de valor agregado, ir cambiando el perfil del producto bruto y seguir aumentando cualitativamente. Habría que agregar lo que significaron los desarrollos científicos y tecnológicos autónomos, lo que se hizo en este tiempo con Arsat, los radares en nuestro país, los 26 aeropuertos realizados. Son desarrollos científicos y tecnológicos que realiza el Invap pero la propiedad intelectual corresponde al Estado argentino. El desarrollo científico y tecnológico permite acortar la brecha con los países centrales. Si a eso le agregamos que somos un país con bajos niveles de desocupación, el núcleo central de las políticas públicas de gobierno entre 2015 y 2019 tiene que seguir siendo el trabajo. Gobernar es generar trabajo, no entiendo otra responsabilidad más importante que generar empleo.

–Usted viene remarcando la necesidad de exigirle definiciones, planes de gobierno a los precandidatos opositores… 

–Ese tiene que ser un ejercicio nuestro, porque la derecha no acostumbra a dar debate de ideas: las enuncian pero no las defienden, tiran frases hechas, porque en realidad las ideas que tienen son horribles, ése es el problema. Estas semanas tuvimos un claro ejemplo con las afirmaciones de Mauricio Macri planteando que va a eliminar las retenciones y el Impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría. Yo me tomé el trabajo de hacer algunos numeritos: con la eliminación de las retenciones a las economía regionales, la baja de cinco puntos en las retenciones a la soja y la eliminación del Impuesto a las Ganancias de la cuarta categoría, todo esto significa cerca de 16 mil millones de pesos, que es lo que invertimos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) durante todo el año 2013. Está claro que cuando se plantean esas propuestas, que suenan muy simpáticas a la hora de bajar impuestos, cabe la pregunta: ¿quieren que la Argentina no tenga más AUH, les gustaría que la Argentina disminuya la prestación de salud, les gustaría que la Argentina les pagara menos a los docentes o a los empleados estatales? ¿Van a hacer lo que hizo la Presidenta en este año de aumentar el 40% por encima de cualquier tasa de inflación que quieran inventar? ¿YPF la van a mantener dentro del Estado o la van a privatizar? ¿Y Aerolíneas? ¿Van a mantener la movilidad jubilatoria? ¿Qué es lo que piensan hacer? Esos 16 mil millones de pesos representan cuatro veces el presupuesto del ministerio de Ciencia y Tecnología. Proponen un Estado neoconservador, de derecha, liberal, chico, que cobre pocos impuestos a los que más tienen, y que invierta poco en los que menos tienen. Con todo esto, Macri va más allá, yo creí que planteaba volver a la década del ’90 pero parece que quiere volver a 1890, a la Argentina del primer centenario, de una profunda desigualdad social a partir de lo que significaba la comercialización de materia prima. Me parece que allí hay un debate que nosotros tenemos que tensionar. No puede un dirigente, un candidato a presidente decir libremente “voy a bajar impuestos” sin decir cómo va a hacer para suplantarlos. La idea de ir a sentarse con Griesa y acatar su fallo corresponde con la idea de un país sobreendeudado, un país con condicionamiento externo. Ése es el modelo que hay enfrente. La tasa de rentabilidad define cómo se reparte el ingreso en la Argentina. Nosotros construimos un modelo donde los trabajadores tienen una alta participación en el ingreso, y eso permite que seamos un país con altos niveles de ocupación. Ese escenario, en donde lo que se quiere es producir una transferencia de rentabilidad entre el mundo de trabajo y de capital, sea capital económico tradicional o capital financiero trasnacional, necesita de altos niveles de desocupación y flexibilización de mercado. En los ’90 las leyes de flexibilización implicaban que detrás de un trabajador con puesto de trabajo había 40 esperando. Para que existan altos niveles de desocupación hay que achicar el mercado interno y bajar el consumo. Claramente son dos modelos en tensión. 

–Ahora, esa interpelación a los dirigentes de la oposición que quieren ser presidentes en 2015, ¿no hay que bajarla también a la sociedad? 

–Bueno, yo creo que el debate político en la Argentina debe tensionar. Eso no significa enojarse ni agredir, ni nada por el estilo. Sino que los argentinos sepan qué van a votar en 2015. Es mentira que los derechos no se conculcan, no se limitan o no se suspenden. En los ’90 no se suspendieron las convenciones colectivas de trabajo, pero nunca se convocó a paritarias. O no se eliminó el salario mínimo, pero nunca se lo convocó al Consejo del Salario. Está claro: en determinados momentos y determinada coyuntura hay derechos que se terminan. El plan cierra con el 18% de desocupación, y el 18% de desocupación en el país es la presión social. Esto es así. El aumento de los niveles de desocupación argentina, donde primero tiene impacto directo es en el sistema provisional, en el Anses, ¿eso como se va a reflejar? Con una baja de la disminución del salario de jubilaciones y pensiones. Va a significar también una baja en las asignaciones familiares. 

–A principios de año, usted dijo que “el ojo y la cuestión están en lo económico”. Ocho meses después, y con todo lo sucedido, ¿cómo ve este momento de gran tensión del poder económico, de los medios de comunicación? 

–Está claro que hay una exageración de la cuestión económica en sentido negativo. Exageración que tiene varias motivaciones, seguramente una, importante, es política. La oposición debe pensar que cuanto peor sea el escenario económico mejores son sus posibilidades electorales. Seguramente tiene una especulación económica de todos aquellos que están con el cartelito permanente de “devaluación”. Quiere decir que nosotros tuvimos que fijar un nuevo tipo de cambio, en enero de este año, fundamentalmente, porque estábamos en una brutal operación desestabilizadora. Y en enero había una gran parte de la dirigencia opositora que decía que Cristina no terminaba su mandato. Con la fijación del nuevo tipo de cambio demostramos el control de las variables macroeconómicas que venían a un buen ritmo hasta que tuvimos esta tensión que con el fallo de Griesa. La competitividad hoy, la performance del sector agroexportador en la Argentina no está regida por el tipo de cambio, sino por la demanda de aquellos mercados que son los que tradicionalmente le compran a la Argentina 

 –Pero ya están reteniendo soja… 

–Bueno, pero así les fue también. Tuvieron soja durante muchísimo tiempo y el precio de la soja bajó. Quiero decir, nadie sale a decir hoy que la soja no es competitiva. El sector exportador tiene problemas porque Brasil, Chile y la eurozona acomodaron su crecimiento a la baja, mientras que los Estados Unidos no terminan de arrancar. Esos son los cuatro principales destinos de nuestras manufacturas. Ahora, si uno analiza la magnitud de lo que ellos llaman crisis, debería comparar: 2008-2009 también tuvimos una situación complicada económicamente a partir de la caída de Lehman Brothers. Terminamos 2009 con 150 mil trabajadores incluidos dentro de los programas Repro. Son trabajadores del sector privado a los cuales el Estado les garantizaba una parte del salario a esas empresas, y las empresas tenían el compromiso de no despedirlos. Subsidiamos el empleo. Bueno, hoy ese programa tiene treinta mil inscriptos. O sea, que la dimensión de la crisis es cinco veces menos de la que teníamos. 

–¿Y con la producción de autos 0 Km? Casi 150 mil en 2009 y más de 500 mil en 2014. 

–Ahora tenemos el Plan Procreauto, pero en ese momento yo me acuerdo que la Presidenta le dio un crédito del fondo de garantías a la General Motors para que lleve un nuevo modelo que permitió no sólo mantener a los trabajadores de Alvear, cerca de Rosario, sino incorporar nuevos trabajadores. Todas las mañanas nos encontramos en Clarín y La Nación con sus opinadores marcando la negatividad de la economía argentina. Y hay que luchar contra eso. El escenario de la Argentina es objetivamente muchísimo mejor que la crisis de 2008-2009. Esa crisis terminó en 2010, creciendo al 9% anual. El Gobierno está tomando todas las medidas que permitan fortalecer la economía y las variables macroeconómicas de manera tal de seguir consolidando el crecimiento y mantener los niveles de empleo. 

–¿Qué escenario ve en caso de que no haya una aceptación mayoritaria o suficiente por parte de los bonistas al cambio de jurisdicción de pago? El fallo no da opción a negociación alguna sin que caiga la reestructuración… 

–No, el fallo no da opción a eso, pero Griesa tiene una estrategia que es la extorsión. Lo que intentamos hacer nosotros claramente es quitarle esa herramienta de extorsión. ¿Qué mostró la Argentina? Vocación de pago. Esa vocación de pagar y generar todas las alternativas para pagar es lo que nos fortalece, y nos hace lograr, salvo en el juzgado de Griesa, apoyo en todos los escenarios en donde se debatió nuestra posición. Fue una decisión correctísima de la Presidenta dar este debate, no solamente en el despacho de Griesa sino también en los foros internacionales. Lo de Naciones Unidas es un hecho histórico. 

–Mientras tanto, acá la oposición decide votar en contra o abstenerse… 

–Porque la oposición tiene una actitud muy mezquina. La oposición decidió que de esto se haga cargo el oficialismo. No pensaron en clave de futuro sino coyunturalmente. Están más con el traje de candidato que con el de estadista. Y esta es una decisión que marca la Argentina de los próximos años. Pero bueno, seguramente a los partidos políticos opositores, el hecho de la presión mediática y de votar con el oficialismo le generó una gran incomodidad. Es raro, porque son esos mismos partidos políticos los que te piden diálogo. Este tema es un tema de Estado, y no lo entendieron. 

–A pesar de que hubo una explícita convocatoria al diálogo por parte de la Presidenta… 

–El ministro de Economía, el secretario de Legal y Técnica y el jefe de Gabinete explicaron absolutamente los alcances de la situación con todos los presidentes de los bloques parlamentarios. Armamos una comisión parlamentaria impulsada por el presidente de la Cámara de diputados que, antes del rechazo de la Corte norteamericana, fue a los Estados Unidos y se reunió con congresistas para plantearles la situación. El Gobierno tuvo una actitud de mucha amplitud alrededor de esto y además de mucha transparencia. Lo que la Argentina no podía hacer es ir nuevamente a depositar en el BoNY para que Griesa le diga al banco que no pague, y el banco acepte. Este es el escenario. Se planteó colocar otra plaza financiera como París, que tiene una ley anti buitre. Y, de hecho, Francia fue de los que se abstuvo en la ONU. 

–¿Cómo encararía en el futuro tomar deuda? 

El problema es si el endeudamiento es para pagar deuda o para financiar el déficit corriente del Estado. El gobierno tiene niveles endeudamiento, pero a partir de las inversiones productivas como los que tenemos con China. Nosotros acordamos créditos con China para el financiamiento de las dos represas hidroeléctricas del sur. El endeudamiento para lo que signifique el desarrollo de la inversión productiva es absolutamente razonable. Ahora, endeudar el país para aumentar la cantidad de reservas del Banco Central y para que ese aumento financie la fuga de capitales de la Argentina, la verdad es que eso fue el desastre del pasado. 

–Sin embargo, es lo que harían los economistas de la oposición… 

–Claro, endeudar el país para que haya un sector de la Argentina que compre dólares. La verdad es que eso no se debe permitir.

Publicado en:

 http://sur.infonews.com/edicion/330/entrevistas

 

sábado, 6 de septiembre de 2014

EL TRIUNFO CULTURAL DEL NEOLIBERALISMO, por Marcos Roitman Rosenmann (para "La Jornada" de México y "Nos Comunicamos" de Argentina)


por Marcos Roitman Rosenmann

El neoliberalismo echa raíces. Durante los años 70 del siglo pasado, las tendencias del capitalismo dieron un vuelco de 180 grados. Los principios que regían las relaciones entre las clases sociales, los mecanismos de consenso, las maneras de enfrentar los conflictos y crisis, entre capital y trabajo, se fueron al traste. De la noche a la mañana la propuesta keynesiana de posguerra, que unía democracia, desarrollo e integración social, fue cuestionada. La movilidad social ascendente se transformó en un nuevo proceso de pauperización. Las desigualdades, otrora combatidas como lacras del subdesarrollo, fueron reivindicadas, en los países de capitalismo central, como motor de la competitividad. La diferencia era de interpretación.
Una nueva teoría de la justicia, fundada en la competencia y anclada en la igualdad de oportunidades para fracasar o triunfar, sirvió de pretexto para declarar la supremacía del liberalismo político y reivindicar una reforma del Estado de bienestar capaz de asentar un orden social despolitizado, descentralizado y desregulado. Los principios de la desigualdad "natural" se consideraron aliciente para el advenimiento de una sociedad ordenada, equitativa y justa, asentada en la economía de mercado. En ella los emprendedores serían recompensados con el triunfo, y los timoratos, acostumbrados a vivir de las ayudas de "papá Estado", penalizados con el fracaso y la marginación. La economía de mercado pondría a cada quien en su sitio, sin otro baremo que las habilidades, imaginación y capacidades de cada quien para forjarse un futuro. El tópico: "Enseñarles a pescar y no darles el pescado", se extendió como la peste. Los colegios cambiaron las asignaturas de ética y filosofía por economía aplicada a las finanzas. Estudiantes de 15 años debían saber operar en valores bursátiles, simular inversiones, buscar dinero semilla y ser competitivos.
La integración social, considerada uno de los éxitos del Estado de bienestar para frenar el comunismo en Europa occidental, se aparcó y con ello el manido argumento para desactivar las luchas sociales, repetido por ideólogos y propagandistas académicos, negando la pauperización creciente del proletariado y los sectores medios. Los trabajadores no tenían cadenas ni estaban alienados, ni enajenados. Por el contrario, sus miembros estaban contentos al recibir una parte proporcional de los beneficios de la sociedad industrial. Disfrutaban de un trabajo y un salario justos, que les brindaba acceso a crédito, vivienda, educación superior, ascenso social y, sobre todo, consumir. No querían más. La lucha de clases era un mito atizado por partidos de izquierda que no aceptaban su derrota política a manos de un capitalismo con rostro humano.
Los primeros cambios doctrinarios introducidos por el neoliberalismo afectaron de manera diferente a los sectores medios y el proletario industrial de posguerra. Sin embargo, ambos verían esfumarse sus expectativas. A los sectores medios, educados en la meritocracia, la ideología del progreso y el consumo, les aguó la fiesta. Las políticas de austeridad les afectaron los bolsillos y restringieron el consumo. Y a los trabajadores industriales les atacó de lleno. Del trabajo estable y duradero se pasó al mercado laboral flexible y de mala calidad. Con ello los valores culturales del capitalismo debían transformar la mentalidad del trabajador. Se impuso el contrato a tiempo parcial, la estabilidad laboral se evaporó. La economía del bienestar, en economía del malestar. La cultura del capitalismo, su lenguaje, sus formas de explotación, dominio y hegemonía requería un cambio. A decir de Richard Sennett, la necesidad de amoldarse a las necesidades de un trabajo inestable, sin residencia fija, intercambiable en puesto, responsabilidades y disponibilidad absoluta de tiempo, dio lugar al carácter flexible. En otros términos, una personalidad gelatinosa, de principios mutables, dispuesta a todo y amoral.
Una visión apocalíptica se adueñó del discurso político de los hacedores del capital. Se acabó lo que se daba. El popular "café para todos" fue sustituido por un "ajustarse el cinturón". Se acusó al Estado de ineficiente y corrupto, así como de despilfarrar recursos y ser un lastre para la competitividad. Nuevos valores entraron en liza. Lentamente cambiaron los referentes, los imaginarios y las palabras. El capitalismo se reinventó. Todo se fue modificando para dar cabida a un ser despolitizado, social-conformista. Un perfecto idiota social. Las viejas estructuras abrieron paso a un orden social cuyas reformas exacerbaron los valores individualistas, el yo por encima del nosotros y el otro, considerado un obstáculo, un competidor al cual destruir. Ello en plena guerra fría. La crisis de los países del Este aceleró el proceso en marcha. La revolución tecnológica apuntaló los cambios al entrar de lleno en los hogares, como anteriormente la radio y el televisor. Los videojuegos, el uso de ordenadores personales, Internet, provocaron un vuelco en las relaciones sociales. Para los más optimistas, era el nacimiento de la "sociedad de la información". Las redes, los nodos, los chats y la realidad virtual sustituyen las charlas entre amigos. Se puede estar en mil sitios al mismo tiempo y en ninguno. Las tecnociencias han facilitado el control y el dominio de la población bajo fórmulas que provocan autismo social. Es normal ver a jóvenes y no tan jóvenes inmersos en el mundo de WhatsApp, Twitter y Facebook en lugares y circunstancias como restaurantes, aulas de clase, cines, autobuses, metro. No se hablan. Están absortos en sus aparatos electrónicos y una comunicación virtual. Hasta la democracia se torna en democracia 2.0, digital, confundiendo un proyecto político fundado en el diálogo, la mediación y la negociación cara a cara, con un mensaje de texto. El éxito cultural del neoliberalismo ha consistido en hacer de los proyectos sociales democráticos, emancipadores y socialistas, una opción individual de mercado dependiente de la telefonía móvil.


Periódico La Jornada de México.


Publicado en:
http://www.nos-comunicamos.com.ar/content/triunfo-cultural-del-neoliberalismo