martes, 15 de abril de 2014

LAS DEPORTACIONES GRINGAS: ARMA NEOCOLONIAL, por Max Murillo Mendoza (para “Haciendo Patria” del 15-04-14)





  
La irracional manera de cómo está “organizado” este mundo, y el sistema dominante capitalista que absolutamente nada ofrece al mundo, sino a un puñado de piratas oligarcas de los países ricos. Esa irracionalidad del modelo expulsa a quiénes son afectados, por la crueldad del mismo modelo: migrantes de todos los países pobres del llamado tercer mundo. Millones de expulsados, criminalizados y muertos por las intenciones de buscar mejores condiciones económicas. Lamentablemente los medios de incomunicación gringos y gringoides, llaman a los refugiados como buscadores de “sueños”, sueño americano o europeo. Ese desangre de millones y millones de personas, tienen grados de inimaginables penurias para llegar a los territorios “de los sueños gringos”. Lo humillante, se hace normal por el papel de los medios de incomunicación del sistema. Esa actitud brutal del sistema, que privilegia la globalización del dinero y el capital a la globalización de las culturas y las personas, está más allá de la legalidad y el respeto a los derechos humanos. Desde siempre son los primeros en desobedecer sus propias leyes, en eso pues son los campeones de la impunidad y la crueldad sin precedentes.

Pues bien, y desde el sur nunca hemos reaccionado contra las colonias extranjeras, contra esos grupos pro-coloniales, y que normalmente son protagonistas de expoliación y saqueo económico en nuestros países. Ahora que tenemos procesos por fin en construcción a favor de nuestras culturas, de nuestros intereses, de nuestras idiosincrasias sociales, no será hora de deportar a esas colonias que nunca serán parte de nuestros imaginarios? En Bolivia las colonias extranjeras jamás se integraron con nuestras culturas. Viven como ghettos privilegiados, y sus componentes sociales racistas y pigmentocráticos. Son parte de la  dominación social y económica de las oligarquías. En política actualmente son parte de la oposición anti indígena, anti boliviana y anti procesos sociales de vanguardia. La experiencia histórica nos dice que estas colonias nunca se integrarán con nuestras culturas. Entonces considero prudente y legal plantearse la deportación de estos grupos extraños, y de apellidos exóticos. Deberíamos empezar con la colonia croata. Los Kulgis, Marincovich, Petricevich, etc. Nunca serán parte de nuestras culturas, porque jamás se mezclarán con aymaras, quechuas o guaraníes, por sus estructuras racistas y coloniales. Por tanto no tiene sentido alguno su presencia en este país, no tiene sentido alguno que gocen de nuestras riquezas. Esas actitudes se reflejan en sus comportamientos económicos contra el país: son parte de las oligarquías extranjeras. El ejemplo concreto de Banzer, el dictador alemán, o el gringo Sánchez de Lozada (que ni el castellano hablaba bien), demuestran lo que afirmo. Españoles en la iglesia católica, italianos, alemanes y de otras nacionalidades extranjeras, sólo son parte de las estructuras coloniales y de poder en este país. En nada aportan al desarrollo o despliegue de nuestras culturas, sino con migajas y limosnas a nombre de la cooperación internacional.

Afirmar lo contrario y asustarse hipócritamente, es tener una mentalidad de colonizado. Entiendo el miedo al respecto y la mueca de espanto; pero sólo es parte de nuestros derechos y reconstrucciones de nuestros espacios, conculcados y robados a nuestros antepasados: a sangre y fuego. El nacimiento de las haciendas es la destrucción de comunidades y regiones de nuestras culturas. El nacimiento de oligarquías mineras tiene sangre indígena y miseria de comunidades. Las manos y consciencia de las colonias extranjeras, tienen sangre de nuestras culturas. Las mentalidades sentimentalistas, que dirán “existen buenas personas” son simples retazos de sentimientos de culpa, de lo que realmente son como corpus sociales y clasistas. Estos grupos  oligárquicos cerrados y pigmentocráticos no son parte de nuestras estructuras sociales. Son extraños, ajenos y perjudiciales desde siempre a nuestras regiones e imaginarios nuestros. Por tanto, es lógico que nos planteemos su deportación de nuestros territorios. Es incluso lo más legal que podamos hacer, y lo más legítimo. Al final tienen ellos sus propios territorios, sus propios imaginarios y sus propias culturas.

Es necesario y urgente, a la luz de los acontecimientos mundiales respecto de temas migratorios, que Bolivia tenga políticas de Estado más claras y sólidas. Y siga siendo un ejemplo como en el Buen Vivir. En este caso deportando a colonias extranjeras, que no han sido precisamente un aporte a nuestras historias. Sino ejemplos de racismo, de pigmentocracia, de segregación a nuestras culturas, de saqueo, de expoliación y discriminación. Frenar semejantes comportamientos sociales, sólo será posible con la expulsión de estos grupos totalmente extraños y ajenos a nuestras historias. Así las nacionalizaciones de nuestros territorios y riquezas serán más dignas, más claras y legítimas en nuestros avances. La credibilidad de nuestros procesos necesita pruebas realmente concretas, frente al colonialismo interno y todavía actual. Muchos sectores de esas colonias extranjeras siguen complotando y boicoteando nuestros procesos. Sobre todo los de apellidos exóticos, como Marincovich. Estos extranjeros inyectarán dinero a la oposición en las elecciones del presente año. Y probablemente ya desembolsen sus dineros, para las campañas y propaganda que inician. Ante esas evidencias de comportamientos coloniales, sería inexplicable no actuar legal y legítimamente. Lo contrario será complicidad con el colonialismo.

Las simetrías sociales deben ser reales. Ellos deportan por defender sus sistemas neocoloniales. Nosotros por defender nuestros espacios ocupados, colonizados, y expoliados a sangre y fuego. De hecho seguimos viviendo como extranjeros en nuestros propios territorios. Porque las leyes y las intenciones de nuestro Estado, están siendo sistemáticamente boicoteados por estos poderosos sectores coloniales. Pues es urgente resolver estos obstáculos históricos y mentales, para transparentar por fin nuestras sociedades y desplegar por fin nuestras virtudes ancestrales. Ojalá.
La Paz, 12 de abril de 2014.

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