Año 7. Edición número 305. Domingo 23 de Marzo de 2014
Miradas al Sur inicia una serie de tres notas sobre
la dictadura que asoló a Brasil durante veintiún años.
El pasado nunca pasa. El banco Itaú, segundo mayor conglomerado financiero de Brasil, también presente en la Argentina, decidió regalar a sus clientes para final de año una agenda de 2014. Un regalo usual pero siempre práctico y bien recibido. La sorpresa fue cuando los inadvertidos clientes descubrieron en la agenda que el día 31 de marzo estaba destacado en color naranja, el color oficial de la institución financiera, como “Aniversario de la Revolución de ’64”. Nada como la memoria en su correcto lugar. Olavo Setubal, fundador de la institución, consolidó el grupo financiero durante la dictadura. Por sus buenos contactos con el régimen, fue designado intendente de San Pablo de 1975 a 1979. Los parcos pedidos de disculpa sirvieron como una torpe justificativa para retirar las agendas de circulación. La eterna transición brasileña encierra los misterios de cómo la sociedad civil se relaciona con sus fuerzas armadas, un club dedicado a albergar a los peores torturadores, asesinos y ocultadores de cadáveres. Nunca, ninguno de ellos fue juzgado en Brasil y jamás los sectores corporativos que estimularon, apoyaron y financiaron el golpe, vinieron a público con un pedido de disculpas. El año pasado, después las gigantescas manifestaciones durante la Copa de las Confederaciones, el diario O Globo publicó un comunicado donde se arrepentía de su apoyo a la “Revolución del ’64” y consideraba un error editorial del grupo haber llamado un Golpe de Estado de Revolución. Rápidamente, el Club Militar le respondió con un comunicado, Titulado “Error un huevo!!!”, donde demostraba que no se trataba de un error y sí de un consciente apoyo recíproco que permitió al grupo ocupar el lugar dominante que ostenta actualmente.
El Golpe de ’64. El apoyo de Washington para “Restaurar el orden y evitar el comunismo”. La revolución cubana cambió para siempre el rostro y los horizontes de América latina. Su asenso al poder el 1 de enero de 1959 produjo rupturas y cambios a la izquierda y a la derecha del continente. Para los partidos y organizaciones de izquierda, para las organizaciones populares de cualquier signo, se abrieron nuevas posibilidades antes impensadas. Ahora se podía luchar y construir la revolución socialista solamente a partir de la voluntad. Nada se interponía entre los deseos y la realidad. Ya no se dependía más de las condiciones objetivas para hacer la Revolución. Las urgencias revolucionarias pasaban a ser otras, la isla se transformó en el paradigma del nuevo socialismo y de la resistencia al imperio. Nunca más lo que era, volvería a ser. Cuando los barbudos de Fidel y el Che entraron en La Habana, el mundo observaba con admiración y simpatía, estos jóvenes utópicos, idealistas y determinados. Para los Estados Unidos las dudas iniciales sobre los objetivos de la revolución estaban teñidas por su apoyo incondicional a burdeles, casinos y al ejercicio de la dominación económica en Cuba, así la prudencia indicaba que las cosas se irían a acomodar con el tiempo. Pero la historia pasaría a tomar un nuevo camino que muy pocos habrían previsto algunos años antes. Y el Imperio poco esperó. Los nuevos rumbos de la Revolución, al decretar la nacionalización de las empresas y la reforma agraria, señalaron rápidamente espacios antagónicos. Estados Unidos iniciaba en 1961 el durísimo embargo económico que persiste hasta hoy y participó del truculento accionar de la CIA en el desembarco de opositores cubanos en Playa Girón, ataque repelido e inmortalizado en una bella canción de Silvio Rodríguez. Estados Unidos volvía a la carga. Crisis de los misiles de por medio, los paseos del Che por la región durante la Conferencia de la OEA en Punta del Este en agosto de 1961, acabaron por generar un desequilibrio total en Argentina y Brasil. Frondizi ,desoyendo consejos recibe al Che en Olivos después de la conferencia. El encuentro selló su destino. Tiempo después será destituido por los militares que ponen a Guido en el sillón de Rivadavia. Janio Quadros electo presidente de Brasil en 1960, también se encuentra con el Che. Y también fue obligado a renunciar. Fue un agosto “caliente” que separó definitivamente los caminos de El Che y de Kennedy. En Brasil, el vice de Janio Quadros del partido laborista de Getulio Vargas, João Goulart, conocido como Jango, estaba en esos momentos en una misión diplomática en China. En Brasil en esos tiempos, la elección del Presidente y Vice se votaba por separado por mayoría simple, lo que explica sus diferencias y bases políticas divergentes. Los ministros militares intentaron impedir su ascenso como presidente, ya que por sus orígenes representaba una amenaza para los sectores más conservadores. Tras duras negociaciones y una intensa agitación popular impulsada por su cuñado, el gobernador de Rio Grande Do Sul, Leonel Brizola, a través de la “Campaña de la Legalidad”, en la cual moviliza el Estado en defensa de Jango, consigue que el vice asuma aceptando en el futuro el establecimiento de un régimen parlamentarista. Entre el 8 de septiembre de 1961, cuando Jango es aclamado como presidente de Brasil, y el 31 de marzo de 1964, el país atraviesa un período signado por la presión norteamericana, fruto de los temores de que su gobierno siguiera los pasos de Fidel y la intensa movilización interna de apoyos y repudios a su gestión. Tomaban el poder los herederos de Getulio Vargas, a 6 años de su suicidio, acosados por las fuerzas de la reacción interna y externa. El imperio se preparó para evitar nuevas sorpresas y guiños a la izquierda. La lección de Cuba ya bastaba.
Brasil era y continúa siendo un socio vital para los Estados Unidos. Lo fue durante la segunda guerra mundial, cedió territorios en Natal para instalar sus bases militares, aéreas en el Amazonas, para instalar fábricas dedicadas a suplir el esfuerzo de la guerra y mandó sus tropas a luchar en el continente europeo, por lo tanto, un aliado incondicional y tanto. Estados Unidos, antes de desembarcar en Normandía ya había desembarcado en Brasil. En 1964, la economía brasileña estaba debilitada con una inflación de 5% al mes, con crisis en la balanza de pagos y la constante acción desestabilizadora de la CIA, revelada y confesada, tiempos después, por las grabaciones inéditas hechas públicas por la biblioteca Kennedy y disponibles en su página web.
Especialmente es central el audio de la reunión que mantuvo el presidente Kennedy con su embajador en Brasil, el 7 y 8 de octubre de 1963, donde lo indaga si es necesario actuar militarmente. El embajador finaliza el diálogo diciendo: “O Goulart abandona su imagen de izquierdista y todo se resuelve pacíficamente. O tal vez no de forma tan pacífica y lo sacamos del poder contra su voluntad”. Como muestra, basta un botón. Según el historiador brasileño Moniz Bandeira, se calcula que más de 5.000 militares americanos ingresaron al país disfrazados de religiosos, periodistas, comerciantes, miembros de Peace Corps, etc. Al mismo tiempo, las corporaciones americanas se plegaron a este esfuerzo, negándose a negociar en las huelgas, ya que por aquellos tiempos, no se aceptaban los aumentos de salarios, era la época de fijar factores de producción baratos y de la eliminación de la resistencia sindical. Y Jango se oponía a la intervención armada en Cuba, su política externa estaba orientada en la defensa de los principios de autodeterminación. Ante las dificultades que enfrentaba en el Congreso para implementar las llamadas reformas de base, las reforma agraria, urban, bancaria, universitaria, llama a lo que fue su último gran acto popular, “Los Comicios de la Central” (estación ferroviaria) en 13 de marzo de 1964, acto que reunió más de 150.000 manifestantes en su apoyo. Era la señal que bastaba para que los sectores civiles, empresarios y políticos implementaran el Golpe de Estado. La intensa radicalización vivida por esos días era conducida por Leonel Brizola, líderes sindicales y el legendario Luis Carlos Prestes, del Partido Comunista Brasileño. Días después, Jango se rehúsa a reprimir a los marineros en una huelga por mejores salarios. Su suerte estaba echada. Los sectores conservadores lo acusan de instigar la ruptura de la disciplina de mandos. El 31 de marzo, los militares toman el poder dando origen a un proceso que duró 21 años. Jango se exilia en Uruguay y luego parte para la Argentina donde fallece víctima de un ataque cardíaco en 6 de diciembre de 1976. Actualmente se investiga la causa de su muerte y se supone que fue envenenado dentro de los marcos del operativo Cóndor. A partir de 1968, el régimen pasa a mostrar su peor cara al cerrar el Congreso y suprimir los derechos políticos e individuales como respuesta a las grandes manifestaciones contra el golpe. Es el momento en que los estudiantes, las organizaciones sindicales y político-armadas comienzan las reacciones violentas contra el régimen. Cuba, una vez más, estuvo presente en los acontecimientos como horizonte, modelo e inspiración.
Los medios y los fines. Ayer como hoy, el ataque mediático ocupa un papel central en el sentido de los hechos. La caída de Jango fue festejada en la edición del 1 y 2 de abril del ’64 con titulares de júbilo por los principales periódicos del país. “Se fugo Goulart y la democracia está restaurada” (O Globo);”Multitudes en Fiesta” (Estado de Minas); “Se instaló en el país la auténtica legalidad” (Jornal do Brasil); “Vibrantes manifestaciones en Copacabana para homenajear a las Fuerzas Armadas” (Tribuna de Imprensa). Estas voces reflejan un coro unísono, similar a los retratos de la prensa en Argentina por ocasión del Golpe de Estado del 25 de marzo del ’76. Es innegable la existencia de alguna escuela contrarrevolucionaria o un manual de buenos modales para festejar los Golpes de Estado en ambos países. Detrás de tanta uniformidad, podemos recurrir a un dicho popular brasileño que dice “La unanimidad es burra”.
El prestigioso periodista y analista político brasileño Luis Nassif, ve semejanzas en el papel de los medios durante el golpe de Estado de ’64 y el manejo actual de los mismos de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2014. Días atrás publicó en su blog un alerta sobre la relación de estos y las clases medias. Observa técnicas y objetivos similares tales como despertar odios ancestrales, difamar el poder judicial y al ministerio público, buscar criminalizar la protesta política y provocar una sobredosis de denuncias sobre la corrupción. El autor destaca que por ser la democracia un proceso de inclusiones progresivas es el régimen que genera mayor inestabilidad y temores en las capas medias de la población. Estos sectores sufren y enfrentan con inseguridad el dinamismo social democrático. La inclusión asusta. Desde su lugar ambivalente en la pirámide social se sienten amenazados por los nuevos invitados a la fiesta del consumo. Las clases medias tienen poder pero no votos. Los nuevos incluidos económicos, los trabajadores en su sentido más amplio tienen otros canales de información. Y tienen votos pero no poder. En países como Brasil, socialmente atrasados, cualquier gesto de inclusión sufre enormes resistencias de los sectores más conservadores. Para el autor, el punto en común entre los dos períodos es provocar y estimular el odio contra el gobierno en sectores de la clase media, que según él, serán acciones que se propagarán en razón inversamente proporcional al crecimiento electoral de la oposición al gobierno Dilma. El ataque central será durante la Copa del Mundo y la consigna, los gastos inútiles en estadios con dinero del transporte y de la salud públicos. Para este periodista, hay una guerra de comunicación central, donde los principales medios están en contra del gobierno de Dilma Rouseff.
Mientras tanto, los sentidos sobre el golpe de ’64 continúan en disputa. Marcó el inicio de la dominación autoritaria en el cono sur, luego seguido por la Argentina en 1966 y en la década del ’70, ya con la configuración de un Estado Terrorista, en Chile, Uruguay y nuevamente Argentina. Los principales periódicos del Brasil, en nombre del derecho de opinión publican cartas o artículos de miembros de las tres armas en la reserva, donde destacan los logros económicos y sociales del Golpe, que continúa a ser llamado por ellos “Revolución”. Ningún militar es punido por esta acción. Este sinuoso recorrido demuestra que, todavía, la dictadura brasileña está lejos de ser un asunto cerrado o una transición superada por la historia. Sus legados y significados continúan en pugna.
Publicado en:
http://sur.infonews.com/notas/el-golpe-de-orden-y-progreso
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