sábado, 29 de marzo de 2014

EL GOLPE DE ORDEN Y PROGRESO, por Carlos Sprei (para "Miradas al Sur" del 23-03-14)


Año 7. Edición número 305. Domingo 23 de Marzo de 2014
 
 
Miradas al Sur inicia una serie de tres notas sobre la dictadura que asoló a Brasil durante veintiún años.
En ocasión de cumplirse los 50 años del golpe de Estado Cívico-Militar en Brasil, la sociedad brasileña impulsa desde distintos ámbitos una serie de debates que permitan reflexionar sobre sus causas y avanzar en sus conquistas democráticas. Llamado por los sectores conservadores la “Revolución del ’64”, sus continuidades y rupturas son una referencia para la construcción de la sociedad democrática actual. La dictadura reprimió, exilió y mato opositores. Pero cabe indagar: ¿ella apenas reprimió? ¿En qué medida y con qué orientación, consiguió también modernizar el país? ¿Y cómo las marcas de esa modernización todavía permanecen actuales como fragmentos incrustados en la Nación? Esta serie de artículos que tendrán secuencia en las próximas ediciones de Miradas al Sur se propone abordar los diferentes aspectos socio-económicos por los que transitó la dictadura brasileña y su impacto en el contexto latinoamericano. La memoria de la cruel represión, los casi 15.000 presos, y un numero todavía no bastante claro de exiliados, muertos y desaparecidos, despierta la conciencia de la anestesia social que instaló el régimen dictatorial y promueve la construcción por memoria, verdad y justicia.
El pasado nunca pasa. El banco Itaú, segundo mayor conglomerado financiero de Brasil, también presente en la Argentina, decidió regalar a sus clientes para final de año una agenda de 2014. Un regalo usual pero siempre práctico y bien recibido. La sorpresa fue cuando los inadvertidos clientes descubrieron en la agenda que el día 31 de marzo estaba destacado en color naranja, el color oficial de la institución financiera, como “Aniversario de la Revolución de ’64”. Nada como la memoria en su correcto lugar. Olavo Setubal, fundador de la institución, consolidó el grupo financiero durante la dictadura. Por sus buenos contactos con el régimen, fue designado intendente de San Pablo de 1975 a 1979. Los parcos pedidos de disculpa sirvieron como una torpe justificativa para retirar las agendas de circulación. La eterna transición brasileña encierra los misterios de cómo la sociedad civil se relaciona con sus fuerzas armadas, un club dedicado a albergar a los peores torturadores, asesinos y ocultadores de cadáveres. Nunca, ninguno de ellos fue juzgado en Brasil y jamás los sectores corporativos que estimularon, apoyaron y financiaron el golpe, vinieron a público con un pedido de disculpas. El año pasado, después las gigantescas manifestaciones durante la Copa de las Confederaciones, el diario O Globo publicó un comunicado donde se arrepentía de su apoyo a la “Revolución del ’64” y consideraba un error editorial del grupo haber llamado un Golpe de Estado de Revolución. Rápidamente, el Club Militar le respondió con un comunicado, Titulado “Error un huevo!!!”, donde demostraba que no se trataba de un error y sí de un consciente apoyo recíproco que permitió al grupo ocupar el lugar dominante que ostenta actualmente.
El Golpe de ’64. El apoyo de Washington para “Restaurar el orden y evitar el comunismo”. La revolución cubana cambió para siempre el rostro y los horizontes de América latina. Su asenso al poder el 1 de enero de 1959 produjo rupturas y cambios a la izquierda y a la derecha del continente. Para los partidos y organizaciones de izquierda, para las organizaciones populares de cualquier signo, se abrieron nuevas posibilidades antes impensadas. Ahora se podía luchar y construir la revolución socialista solamente a partir de la voluntad. Nada se interponía entre los deseos y la realidad. Ya no se dependía más de las condiciones objetivas para hacer la Revolución. Las urgencias revolucionarias pasaban a ser otras, la isla se transformó en el paradigma del nuevo socialismo y de la resistencia al imperio. Nunca más lo que era, volvería a ser. Cuando los barbudos de Fidel y el Che entraron en La Habana, el mundo observaba con admiración y simpatía, estos jóvenes utópicos, idealistas y determinados. Para los Estados Unidos las dudas iniciales sobre los objetivos de la revolución estaban teñidas por su apoyo incondicional a burdeles, casinos y al ejercicio de la dominación económica en Cuba, así la prudencia indicaba que las cosas se irían a acomodar con el tiempo. Pero la historia pasaría a tomar un nuevo camino que muy pocos habrían previsto algunos años antes. Y el Imperio poco esperó. Los nuevos rumbos de la Revolución, al decretar la nacionalización de las empresas y la reforma agraria, señalaron rápidamente espacios antagónicos. Estados Unidos iniciaba en 1961 el durísimo embargo económico que persiste hasta hoy y participó del truculento accionar de la CIA en el desembarco de opositores cubanos en Playa Girón, ataque repelido e inmortalizado en una bella canción de Silvio Rodríguez. Estados Unidos volvía a la carga. Crisis de los misiles de por medio, los paseos del Che por la región durante la Conferencia de la OEA en Punta del Este en agosto de 1961, acabaron por generar un desequilibrio total en Argentina y Brasil. Frondizi ,desoyendo consejos recibe al Che en Olivos después de la conferencia. El encuentro selló su destino. Tiempo después será destituido por los militares que ponen a Guido en el sillón de Rivadavia. Janio Quadros electo presidente de Brasil en 1960, también se encuentra con el Che. Y también fue obligado a renunciar. Fue un agosto “caliente” que separó definitivamente los caminos de El Che y de Kennedy. En Brasil, el vice de Janio Quadros del partido laborista de Getulio Vargas, João Goulart, conocido como Jango, estaba en esos momentos en una misión diplomática en China. En Brasil en esos tiempos, la elección del Presidente y Vice se votaba por separado por mayoría simple, lo que explica sus diferencias y bases políticas divergentes. Los ministros militares intentaron impedir su ascenso como presidente, ya que por sus orígenes representaba una amenaza para los sectores más conservadores. Tras duras negociaciones y una intensa agitación popular impulsada por su cuñado, el gobernador de Rio Grande Do Sul, Leonel Brizola, a través de la “Campaña de la Legalidad”, en la cual moviliza el Estado en defensa de Jango, consigue que el vice asuma aceptando en el futuro el establecimiento de un régimen parlamentarista. Entre el 8 de septiembre de 1961, cuando Jango es aclamado como presidente de Brasil, y el 31 de marzo de 1964, el país atraviesa un período signado por la presión norteamericana, fruto de los temores de que su gobierno siguiera los pasos de Fidel y la intensa movilización interna de apoyos y repudios a su gestión. Tomaban el poder los herederos de Getulio Vargas, a 6 años de su suicidio, acosados por las fuerzas de la reacción interna y externa. El imperio se preparó para evitar nuevas sorpresas y guiños a la izquierda. La lección de Cuba ya bastaba.
Brasil era y continúa siendo un socio vital para los Estados Unidos. Lo fue durante la segunda guerra mundial, cedió territorios en Natal para instalar sus bases militares, aéreas en el Amazonas, para instalar fábricas dedicadas a suplir el esfuerzo de la guerra y mandó sus tropas a luchar en el continente europeo, por lo tanto, un aliado incondicional y tanto. Estados Unidos, antes de desembarcar en Normandía ya había desembarcado en Brasil. En 1964, la economía brasileña estaba debilitada con una inflación de 5% al mes, con crisis en la balanza de pagos y la constante acción desestabilizadora de la CIA, revelada y confesada, tiempos después, por las grabaciones inéditas hechas públicas por la biblioteca Kennedy y disponibles en su página web.
Especialmente es central el audio de la reunión que mantuvo el presidente Kennedy con su embajador en Brasil, el 7 y 8 de octubre de 1963, donde lo indaga si es necesario actuar militarmente. El embajador finaliza el diálogo diciendo: “O Goulart abandona su imagen de izquierdista y todo se resuelve pacíficamente. O tal vez no de forma tan pacífica y lo sacamos del poder contra su voluntad”. Como muestra, basta un botón. Según el historiador brasileño Moniz Bandeira, se calcula que más de 5.000 militares americanos ingresaron al país disfrazados de religiosos, periodistas, comerciantes, miembros de Peace Corps, etc. Al mismo tiempo, las corporaciones americanas se plegaron a este esfuerzo, negándose a negociar en las huelgas, ya que por aquellos tiempos, no se aceptaban los aumentos de salarios, era la época de fijar factores de producción baratos y de la eliminación de la resistencia sindical. Y Jango se oponía a la intervención armada en Cuba, su política externa estaba orientada en la defensa de los principios de autodeterminación. Ante las dificultades que enfrentaba en el Congreso para implementar las llamadas reformas de base, las reforma agraria, urban, bancaria, universitaria, llama a lo que fue su último gran acto popular, “Los Comicios de la Central” (estación ferroviaria) en 13 de marzo de 1964, acto que reunió más de 150.000 manifestantes en su apoyo. Era la señal que bastaba para que los sectores civiles, empresarios y políticos implementaran el Golpe de Estado. La intensa radicalización vivida por esos días era conducida por Leonel Brizola, líderes sindicales y el legendario Luis Carlos Prestes, del Partido Comunista Brasileño. Días después, Jango se rehúsa a reprimir a los marineros en una huelga por mejores salarios. Su suerte estaba echada. Los sectores conservadores lo acusan de instigar la ruptura de la disciplina de mandos. El 31 de marzo, los militares toman el poder dando origen a un proceso que duró 21 años. Jango se exilia en Uruguay y luego parte para la Argentina donde fallece víctima de un ataque cardíaco en 6 de diciembre de 1976. Actualmente se investiga la causa de su muerte y se supone que fue envenenado dentro de los marcos del operativo Cóndor. A partir de 1968, el régimen pasa a mostrar su peor cara al cerrar el Congreso y suprimir los derechos políticos e individuales como respuesta a las grandes manifestaciones contra el golpe. Es el momento en que los estudiantes, las organizaciones sindicales y político-armadas comienzan las reacciones violentas contra el régimen. Cuba, una vez más, estuvo presente en los acontecimientos como horizonte, modelo e inspiración.
Los medios y los fines. Ayer como hoy, el ataque mediático ocupa un papel central en el sentido de los hechos. La caída de Jango fue festejada en la edición del 1 y 2 de abril del ’64 con titulares de júbilo por los principales periódicos del país. “Se fugo Goulart y la democracia está restaurada” (O Globo);”Multitudes en Fiesta” (Estado de Minas); “Se instaló en el país la auténtica legalidad” (Jornal do Brasil); “Vibrantes manifestaciones en Copacabana para homenajear a las Fuerzas Armadas” (Tribuna de Imprensa). Estas voces reflejan un coro unísono, similar a los retratos de la prensa en Argentina por ocasión del Golpe de Estado del 25 de marzo del ’76. Es innegable la existencia de alguna escuela contrarrevolucionaria o un manual de buenos modales para festejar los Golpes de Estado en ambos países. Detrás de tanta uniformidad, podemos recurrir a un dicho popular brasileño que dice “La unanimidad es burra”.
El prestigioso periodista y analista político brasileño Luis Nassif, ve semejanzas en el papel de los medios durante el golpe de Estado de ’64 y el manejo actual de los mismos de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2014. Días atrás publicó en su blog un alerta sobre la relación de estos y las clases medias. Observa técnicas y objetivos similares tales como despertar odios ancestrales, difamar el poder judicial y al ministerio público, buscar criminalizar la protesta política y provocar una sobredosis de denuncias sobre la corrupción. El autor destaca que por ser la democracia un proceso de inclusiones progresivas es el régimen que genera mayor inestabilidad y temores en las capas medias de la población. Estos sectores sufren y enfrentan con inseguridad el dinamismo social democrático. La inclusión asusta. Desde su lugar ambivalente en la pirámide social se sienten amenazados por los nuevos invitados a la fiesta del consumo. Las clases medias tienen poder pero no votos. Los nuevos incluidos económicos, los trabajadores en su sentido más amplio tienen otros canales de información. Y tienen votos pero no poder. En países como Brasil, socialmente atrasados, cualquier gesto de inclusión sufre enormes resistencias de los sectores más conservadores. Para el autor, el punto en común entre los dos períodos es provocar y estimular el odio contra el gobierno en sectores de la clase media, que según él, serán acciones que se propagarán en razón inversamente proporcional al crecimiento electoral de la oposición al gobierno Dilma. El ataque central será durante la Copa del Mundo y la consigna, los gastos inútiles en estadios con dinero del transporte y de la salud públicos. Para este periodista, hay una guerra de comunicación central, donde los principales medios están en contra del gobierno de Dilma Rouseff.
Mientras tanto, los sentidos sobre el golpe de ’64 continúan en disputa. Marcó el inicio de la dominación autoritaria en el cono sur, luego seguido por la Argentina en 1966 y en la década del ’70, ya con la configuración de un Estado Terrorista, en Chile, Uruguay y nuevamente Argentina. Los principales periódicos del Brasil, en nombre del derecho de opinión publican cartas o artículos de miembros de las tres armas en la reserva, donde destacan los logros económicos y sociales del Golpe, que continúa a ser llamado por ellos “Revolución”. Ningún militar es punido por esta acción. Este sinuoso recorrido demuestra que, todavía, la dictadura brasileña está lejos de ser un asunto cerrado o una transición superada por la historia. Sus legados y significados continúan en pugna.

Publicado en:
 http://sur.infonews.com/notas/el-golpe-de-orden-y-progreso

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Otras notas

  • Un título llamativo y una aparente inocencia. Una operación mediática brillante. El objetivo, borrar las huellas del pasado. La forma, transitar los estrechos límites que separan los horizontes de la memoria y el olvido. La intención, desdibujar el apoyo que el Grupo Globo le brindó a la dictadura durante 21 años y así escapar del banco de los acusados. La estrategia final: sintonizar con las nuevas demandas sociales que pugnan contra el control privado monopólico de los medios. Estos procesos presuponen una limpieza del pasado. Maquillar tanto poder y la forma en que fue construido.
  • En Brasil, mientras la recientemente creada Comisión de la Verdad y la Memoria se apresta a abrir la caja de Pandora que dejó la dictadura militar en ese país, la presidenta Dilma Rousseff le hace un guiño a las fuerzas armadas para descomprimir las tensiones que su creación provocó. Con promesas de asignarles un rol importante en el impulso industrial o el incremento presupuestario y la renovación de armamento, la mandataria brasileña busca tender un puente con los militares.
  • Un hijo del derrocado ex presidente brasileño Joao Jango Goulart, quien murió en una estancia de Corrientes a fines de 1976 supuestamente de un infarto, anunció que pedirá a la Justicia argentina que investigue su posible envenenamiento, tal como denunció un ex agente de inteligencia uruguayo, Mario Barreiro Neira, detenido desde hace más de una década en una cárcel de Porto Alegre por integrar una banda de asaltantes de camiones transportadores de caudales.
  • El Golpe de Estado contra el presidente brasileño João Goulart en 1964 fue significativo en la región porque inauguró un sangriento ciclo de dictaduras latinoamericanas. Ahora, su familia –utilizando como herramienta política al lulista Instituto Presidente João Goulart– está tratando de esclarecer cuáles fueron las verdaderas causas de su supuesta muerte natural, producida en territorio argentino durante el inicio de la dictadura de Jorge Rafael Videla.
  • Al anunciar el pasado martes 10 que pedirá al Congreso Nacional, al Supremo Tribunal Federal (STF) y a la Presidencia de la República el cambio de carátula de la causa por la muerte del ex presidente Juscelino Kubitschek (popularmente llamado JK) el 22 de agosto de 1976, la Comisión de la Verdad de la Cámara Municipal de San Pablo puso en la agenda pública la revisión de los asesinatos de líderes opositores con los que la dictadura cívico-militar (1964-85) intentó controlar la apertura política iniciada durante el gobierno de Ernesto Geisel (1974-79).
  • Cuando el historiador March Bloch sostuvo que la historia “tiene la necesidad de unir el estudio de los muertos con el de los vivos”, propuso unir el tiempo pasado con el presente. Sería un error, decía Bloch, pensar que los historiadores deben realizar sus investigaciones a partir de un orden modelado por los acontecimientos. Si bien pueden realizar una lectura del pasado, muchas veces pueden obtener mayor provecho si comienzan a leer la historia “al revés”, es decir a partir del presente. El libro La política en armas y las armas de la política.

domingo, 16 de marzo de 2014

PRESENTACIÓN DE "GUERREROS DIGITALES" EN LA BIBLIOTECA "ESTEBAN ECHEVERRÍA" DE LA LEGISLATURA PORTEÑA (21 de marzo a las 17 HORAS en Perú 160)




El 21 de marzo a las 18 HORAS se presenta "Guerreros Digitales" en la Biblioteca Esteban Echeverría de la Legislatura Porteña, Perú 160. 

El libro, concebido y realizado desde las redes sociales, es una bitácora de los momentos políticos más salientes de los últimos años

En la presentación, además de sus tres autores -Perra Intelectual, Adrián Corbella y Gustavo Rosa-, contaremos con la presencia del diputado Pablo Ferreyra.

VER VIDEO  de #GuerrerosDigitales en el programa OTRA TRAMA de Osvaldo Quiroga (TV Pública Argentina) 11-10-13

miércoles, 12 de marzo de 2014

LA HISTORIA SECUESTRADA POR EL POSITIVISMO OLIGARCA, por Martín Guedez (para "Aporrea" del 07-07-11)

La historiografía oligarca siempre robando el protagonismo del pueblo y nosotros como cándidos compinches con la excepción de Radio Nacional de Venezuela. 

La clase dominante sabe bien que para garantizar el dominio de un sector explotador tan minoritario de población sobre las inmensas mayorías de trabajadores y campesinos explotados, masacrados y agredidos sin compasión, necesita ganar la batalla en la mente de los explotados. Debe lograr que el explotado sienta que su rol es justo. Debe apropiarse de la figuración y protagonismo de todos los hechos de profunda significación espiritual y emocional en el alma del pueblo. Este es precisamente el macabro y miserable rol que juega a su favor la disciplina de la historia positivista. Este Bicentenario lucía (aún luce) como una oportunidad histórica para reivindicar el marco de lucha de clases y protagonismo de las masas siempre invisibilizadas de pardos, mulatos, mestizos, negros, zambos e indígenas en la lucha de cinco siglos por la libertad, por la igualdad y la justicia.
Algún esfuerzo se ha hecho en este sentido, De todos nuestros medios ha sido Radio Nacional de Venezuela y sus compatriotas dirigentes: Helena Salcedo, Heida Salcedo, Manuel Lazo, Armando Carías y Marlyn Dalila Cavaniel quienes con más fuerza han impedido este secuestro, pero siento con dolor que la historia oligarca ha vuelto a ganarnos la batalla. Lo hicieron el 19 de abril de 2010 y ha vuelto a hacerlo en esta oportunidad. A pesar de disponer de material suficiente de la mano del materialismo histórico la mayoría de los trabajos han tenido la huella descafeinada, centrada en personajes y fechas, que caracteriza a la historiografía oligarca. Se cuelan, se filtran, se apropian del protagonismo, caemos en la trampa, nos siguen contando la historia que siempre nos han contado, la historia que hicieron “ellos”, la historia en la que el pueblo apenas puso gritos y ruidos. ¡Una Pena!
¡A ver cuando terminamos de entender! La historia de la humanidad, desde la aparición de la explotación del hombre por el hombre, es la historia de la lucha de clases. Todo cuanto acontece está inscrito en este marco. Esa lucha perenne, unas veces transcurre subterránea, casi silente y en ocasiones emerge como un volcán irresistible arrojando el fuego transformador. En forma muy parecida a como ocurre con los sismos: la tierra está en constante movimiento, roces y apretamientos de placas contra placas, de fallas que se mueven, y no las sentimos. La mayoría de las veces las percibimos cuando se produce el rompimiento, el salto cualitativo.
El 5 de julio de 1811, día que debe ser reconocido y declarado como el de la DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA, es uno de esos terremotos. No se llega a los acontecimientos del 5 de julio ni en forma casual ni en forma gratuita. El 5 de julio recoge y reúne un proceso de enfrentamientos y contradicciones alrededor de lo que palabras y conceptos como “Patria”, “Libertad” o “Soberanía” significaba para los distintos estamentos en que estaba dividida la sociedad venezolana de su tiempo. Para unos, patria, libertad o soberanía significaba entonces –como significa hoy, significará mañana y significará siempre- espacio físico donde “progresar” y hacer negocios; libertad para comerciar y producir sin ataduras éticas, o derecho a decidir que hacer y como hacer con lo que es “mío”, con el egoísmo y la avaricia de primero ; para otros, algunos mantuanos progresistas y revolucionarios, pero especialmente para el hombre y la mujer excluidos, explotados, sin derechos… la patria, la libertad y la soberanía significaba el hombre, la mujer, el niño y la niña, con derecho al trabajo, con derecho a la tierra, al cielo, al mar y a los ríos; libertad para no ser esclavizados; soberanía para decidir su destino. En ese mar encrespado de contradicciones se llega al 5 de julio de 1811. Las contradicciones hicieron metástasis. Durante los catorce meses y unos pocos días que van desde el 19 de abril de 1810 hasta el 5 de julio de 1811 las contradicciones se fueron haciendo presente con fuerza irresistible. De un lado, la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII, empeñada en cerrarle el paso a toda forma de independencia que pudiera significar la pérdida de sus groseros privilegios y del otro quienes reclamaban y exigen derechos, libertad y soberanía plena. La pretensión de los sectores privilegiados, ayer como hoy, puede verse en algunos números de la Gazeta de Caracas, medio al servicio del mantuanaje –ayer como hoy: una prensa al servicio de una causa antipatria publicando reclamos y sentencias de muerte contra la “chusma” que se atrevía a pintar en las calles de Caracas reclamos de Igualdad, Libertad y Soberanía.
26 de julio de 1810: “La Junta Conservadora de los derechos de Fernando VII decreta la pena de muerte para los que propaguen rumores sediciosos en contra de la Junta Conservadora o de su amado Fernando VII.
Está claro que los “sediciosos propagadores de rumores”, eran aquellos y aquellas que no podían concebir la independencia patria sin la libertad, sin la igualdad y sin la soberanía plenas. Algunos sectores mantuanos, entre los que destacan Bolívar, Roscio, Ribas, Muñoz Tébar, etc., y especialmente la clase de los pardos ofrecen dura resistencia a las pretensiones conservadoras. El Congreso, en el cual se hacen presente estas contradicciones, se ve forzado, progresiva e indeclinablemente, a tomar posiciones consecuentes con los valores de soberanía absoluta, libertad, justicia e igualdad. No fueron “cambios de opinión” de algunos de estos oligarcas sino un paso atrás ante la presión ejercida por los sectores populares.
El 21 de octubre de 1810, en medio de las cada vez más tensas contradicciones entre la Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII y su claro apego a los intereses del mantuanaje oligárquico contra los sectores revolucionarios, llegan a Caracas las noticias de los graves acontecimientos de Quito en donde las fuerzas realistas apresaron a los patriotas y cuando el pueblo intentó liberarlos, veintiocho patriotas fueron asesinados en los propios calabozos, los soldados se ensañaron con los cadáveres, saqueando luego la ciudad y asesinando 80 personas del pueblo, entre ellas tres mujeres y unos trece niños, la población de Caracas se conmovió generando entre los revolucionarios patriotas la inquietud, porque ante tantas vacilaciones y dilaciones aquí pudiera pasar algo similar. El 22 de octubre, ante la presión popular, la Junta Suprema se reunió de urgencia. Al momento de comenzar la reunión faltaban dos connotados miembros: José Félix Ribas y su hermano Francisco José. ¡No podían estar en este espacio dominado por la oligarquía estos dos grandes patriotas! No lo estaban porque encabezaban una manifestación pacífica que se dirigía a la sede de la Junta Suprema y que no por pacífica dejaba de infundir pavor a los mantuanos oligarcas. Cuando llega la manifestación al local de la Junta tomó la palabra Francisco José Ribas, exigiendo a la Junta resoluciones enérgicas. Los miembros de la Junta oyen al fogoso y radical orador y prometen adoptar medidas en defensa de los intereses públicos. Como demostración de sus buenas intenciones decretan honras fúnebres para las víctimas populares en Quito, las cuales tuvieron lugar en la Iglesia de Altagracia. La manifestación continuó por las calles de Caracas gritando sus consignas de independencia, libertad e igualdad y criticando fogosamente la indecisión de la Junta en medio de fogosos discursos de los líderes revolucionarios.
La respuesta de la Oligarquía mantuana presente en el gobierno no se hizo esperar. Considerando que la manifestación había generado un “peligroso escándalo público”, la Corte Suprema en reunión secreta acuerda la expulsión del territorio nacional de José Félix Ribas y de su hermano Francisco José. También se acordó la expulsión del territorio nacional de otro hermano de los Ribas, Juan Nepomuceno y del médico cirujano José María Gallegos. Los cuatro fueron expulsados por “los mantuanos defensores de los derechos de su amado Rey Fernando VII” a Jamaica, aunque todo indica que nunca pasaron de Curazao. Este era el clima de la época entre aquellos para quienes la patria es negocio y los otros para quienes la Patria es humanidad. Las calles de Caracas amanecían con pintas (hoy los llamaríamos “grafittis” para estar en la onda con la semántica delolast) realizadas por los pardos y en general los excluidos exigiendo “Independencia con justicia, igualdad y libertad” Así fue entonces, así es hoy y así será en tanto exista la explotación del hombre por el hombre y la lucha de clases.
Cuando al cumplirse el primer centenario de estos acontecimientos los miembros de la Academia Nacional de la Historia (Esa misma que hoy preside una joya montada al aire de la burguesía apátrida de nuestros días de nombre Elías Pino Iturrieta y quien considera que “El patriota fue Páez y Bolívar un ambicioso aventurero”) debieron dar justificación que lavase la cara a la oligarquía mantuana de modo que ante la historia que se imparte en las escuelas ellos –a pesar de su posición nauseabunda- emitieron una especie de sentencia que cerrase para siempre la discusión según la cual los mantuanos que propiciaban en la Junta Suprema los derechos de “nuestro amado Rey Fernando VII”, no lo hicieron por falta de patriotismo sino por abnegada prudencia, como una estrategia para no escandalizar al pueblo ¡Faltaría más!, en otras palabras el mantuanaje actuó como lo hizo, de espaldas a la patria, pero “estaban preñados de buenas intenciones” La historia no se repite mecánicamente pero…¡cómo guardan parecido los hechos de un tiempo y otro!
Ante semejante exabrupto al castigar –como se hizo- el fuego patrio de los “revoltosos”, el historiador Juan Vicente González dice “Condenándolos sin oírlos, en nombre de la salud pública, ¿no lanzaban al acaso de nuevas revueltas su impopular autoridad? Los que celebran como energía esta medida impolítica, ignoran que la violencia es la energía de los débiles”
Cuando el 5 de julio de 1810 Bolívar regresa de Inglaterra a donde había sido enviado junto a López Méndez y Andrés Bello a gestionar el reconocimiento del nuevo gobierno y solicitar ayuda, anuncia la llegada de Francisco de Miranda. Hacía unos cuatro años que había desembarcado en Coro donde fue repelido, condenado y expulsado por el mantuanaje y la Iglesia Católica en la persona del Obispo de Mérida quien alertó al pueblo de no recibir y rechazar a este “mensajero del demonio”. A lo largo de todo ese tiempo el mantuanaje dominante había sembrado una leyenda de horror sobre su persona. La Junta Suprema se apresuró a decretar su no admisión en el país, pues al estar el país gobernado por una Junta que lo hacía en nombre de Fernando VII, resultaba una contradicción insalvable dejar entrar al país a un venezolano enemigo declarado de la Corona y del Rey Fernando VII. El comandante de la Guaira recibió órdenes estrictas de no dejarlo desembarcar e incluso hubo quienes propusieron darle un cargo diplomático en Inglaterra (eran los más benévolos) a fin de deshacerse de tan inoportuna presencia. Sin embargo, cuando el día 10 de diciembre de 1810 arribó al puerto de la Guaira el bergantín inglés Avón, trayendo a Miranda, una verdadera multitud de pueblo salió a recibirlo. Bajó a tierra patria, Miranda, en medio de vítores, aclamaciones y consignas patrióticas y libertarias. El pueblo humilde lo aclamaba como Padre y Redentor de la Patria verdadera. Ante estos hechos consumados a la Junta no le quedó otra alternativa que aceptar la presencia de Miranda, de modo que en nombre de la Junta el día 12 del mismo mes, dos días después de su arribo arropado por el fervor popular, el Dr. Juan Germán Roscio le envió la autorización para subir a Caracas. Además de “agradecerle” sus servicios soterradamente se le recomendaba al gran Miranda, “permanecer tranquilo, de modo que desvaneciera con su conducta (¿podríamos decir “buena conducta”?) cualquier prevención que hubiese contra su persona. Simón Bolívar junto a uno de los hermanos Tovar lo recibió en su Caracas. El padre Madariaga, quien se había manifestado fogosa y violentamente contra Miranda, ante el hecho consumado de su presencia, fue el único miembro del gobierno que fue a recibirlo en la bajada de la cumbre, recordemos que era ese el camino que unía la Guaira con Caracas en ese tiempo. Bolívar lo albergó en su propia casa y lo puso en contacto de inmediato con los más fogosos patriotas.
Con su presencia Miranda había logrado, al menos por el momento, neutralizar la demonizadora campaña que se había tejido en su contra. La Junta Suprema lo nombró Teniente General y le asignó un sueldo de unos tres mil pesos, mandando a quitar toda la abundantísima referencia que en su contra existía en los archivos públicos. La derecha es sabia a la hora de dar un paso al costado para preparar el siguiente zarpazo. Todo alrededor de Miranda cambia y su prestigio va meteóricamente en ascenso. Él mismo le escribe a Lord Wellesley y le dice “El gobierno y el pueblo de Venezuela me han recibido con grandes aplausos, amistad y afecto, dándome al mismo tiempo compensas cívicas y militares” Todos daban muestras de alegría y afecto hacia el héroe. Sin embargo, fueron los jóvenes revolucionarios los que demostraron más entusiasmo viendo en él un héroe que trabajaría sin descanso por la ansiada independencia absoluta sin tantas dilaciones, dudas y remilgos. Con los jóvenes revolucionarios fue Miranda a la Sociedad Patriótica donde exaltó la necesidad de la independencia absoluta de la patria, noticia tenebrosa para la clase mantuana.
La Revolución de la Independencia primera –la segunda y definitiva se está pariendo- nació bajo el signo inexorable de la justicia y la igualdad. Del mismo modo como los pequeños pasos que se dan en la vida –en los estudios diarios, por ejemplo- conducen al momento de magnífico de la profesionalización de la persona, así los pequeños acontecimientos son imprescindibles para alcanzar los grandes momentos de la historia. Así es la lucha de clases a todo lo largo de la historia. Hay un momento en el cual las cosas pequeñas se acumulan, se hacen indetenibles y la historia pare –con dolores de parto- los grandes acontecimientos que luego recoge la historia como señeros y grandiosos. El 5 de julio de 1811 se gestó dentro del cuadro de contradicciones de clase que es el motor de la historia, del mismo modo que el 4 de febrero de 1992 se gestó este grandioso movimiento emancipador que hoy vivimos. (Sería bueno que nos enterásemos de una buena vez todos y todas, porque así es la historia de los pueblos, esa que prefieren olvidar y que tan poco, tan poco, gusta a la derecha) En aquel momento las fuerzas oligarcas recomendaban calma y obediencia en momentos en que los excluidos reclamaban rebelión contra la usurpación. La derecha mantuana recomendaba la sujeción al marco jurídico –exactamente igual que hoy- cuando de lo que se trata es de forjar un nuevo Derecho del Pueblo. Invocaban normas y principios morales (recordar que Moral viene del latín mores, que significa “costumbres”) cuando se trataba de romper con la aceptación antiética de la esclavitud del hombre por el hombre. Sugerían –ladinos como sólo ellos pueden serlo- a voz bajita y entre susurros lo que tenía que ser gritado a los cuatro vientos con pasión sagrada. Recomendaban caminar con prudencia cuando el tiempo exigía saltar con abnegación y valentía. Todo era prudencia, legalidad y sagrada obediencia a Dios y sus representantes, cuando el momento demandaba arrojo, irreverencia y lealtad sólo a la Patria Soberana, igualitaria y justa.
De nuevo Juan Vicente González, quien nunca fue precisamente un historiador adscrito al materialismo histórico, nos regala un retrato fiel del momento y de las pasiones que se vivían en el seno de la Sociedad Patriótica en contraposición con la sumisión que habitaba en la Junta Conservadora dominada por el mantuanaje “Miranda había traído la idea de París, tierra clásica de tumultuarias asociaciones; Bolívar la fundó, llevando a su seno a los amigos de la independencia. Ribas la popularizó, le dio sus varoniles pasiones y tendencias, la hizo inflamar y hervir como el Etna. Nacida en medio de los peligros de una conspiración inmensa, la Sociedad Patriótica constituyó una legión activa, de desconfianza suma, de rencilloso espíritu, que de todo se alarmaba. Fue su destino ensayar al pueblo en la República… ser estímulo de los poderes públicos y la palanca de la Revolución”
Esta Sociedad Patriótica debe ser entendida como el primer partido político revolucionario fundado en Venezuela. La Sociedad Patriótica pudiera haber nacido con la creación el 14 de agosto de 1810 de la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía. Antes había existido una creada por el Rey Carlos III, el mismo que creó la Capitanía General de Venezuela en 1777, cuyo nombre era “Sociedad de Economía y Amigos del País”, que se reunía en la misma cuadra de Caracas que hoy lleva –por eso mismo- el nombre de Esquina de Sociedad. Esta Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía daría paso a la simplificación de Sociedad Patriótica, pasando a discutir temas casi exclusivamente políticos. Todo indica que fue Bolívar quien impulsó este cambio luego de su regreso de Inglaterra.
Francisco Javier Yanes, hace referencia a esta Sociedad Patriótica del modo siguiente: “Habíase establecido en la capital una sociedad con el dictado de patriótica, cuyos promotores y primeros directores fueron el general Miranda y el coronel Bolívar, y los asuntos de que se ocupaba eran los derechos y deberes del ciudadano, los principios constitutivos de los gobiernos y aquellos que trataban en el Congreso. El calor y entusiasmo con que se hablaba de libertad e igualdad de los hombres aumentó considerablemente el número de socios, de todas clases, estado y condiciones… (Fueron acusados por miembros del Congreso de que) … la Sociedad Patriótica era una reunión de jacobinos y propusieron su supresión… Entonces aparecieron pasquines y se regaron en la ciudad volantes (los medios de manipulación de la época) en los que se decía que el gobierno, dirigido por las opiniones de Miranda y la Sociedad Patriótica, tenían un plan para arrancar por donativos o empréstitos una parte o el todo de sus bienes a ciertas clases sociales, para subvenir a las necesidades de la Patria. Así fue que lograron alarmas a los canarios, y avivando cada día con diversas imposturas la desconfianza de aquellos idiotas, los precipitaron hasta el extremo de hacerlos entrar en una horrorosa conspiración” ¿Algún parecido con la carnicería, la moto, el apartamento o la bicicleta que le quitaría a esos idiotas (el calificativo es del patriota Francisco Javier Yanes) la Revolución Bolivariana?, ¿no es la derecha igual de desalmada ayer que hoy?
Otra característica decididamente revolucionaria y denunciadora de la lucha de clases que acontecía en medio de aquel proceso es que sus miembros eran –al principio- sólo blancos, para luego incorporar a mucha gente del pueblo, entre ellos pardos, mulatos y las llamadas “gente de color” En su mayoría la gente de pensamiento revolucionario formó parte de la Sociedad teniendo mucho cuidado con no aceptar godos o mantuanos por no ser partidarios de la independencia sino de la defensa de sus intereses. (Nota Bene: ¡Que bueno sería aprender estas lecciones hoy cuando se pronto nos aparecen Empresarios Socialistas” Válganos Dios ¡Empresarios Socialistas! ¡Tigres vegetarianos!) Llegó a ser tan dramática la contradicción entre patriotas y mantuanos conservadores presentes en el Congreso que llegaron a plantearse la necesidad de eliminar la Sociedad Patriótica o mudar el Congreso a otro lugar donde no “sufriera” la interferencia de los “revoltosos” de la Sociedad Patriótica.
La Sociedad Patriótica, inflamada en patriotismo y valores republicanos llegó a tener un periódico “El Patriota Venezolano” cuya primera edición vio la luz en junio de 1811 siendo dirigido por Vicente Salias y el jovencito Antonio Muñoz Tébar, el mismo que moriría heroicamente en 1814 en la Batalla de la Puerta, al cederle su caballo a Campo Elías. Tuvo su himno la Sociedad en el “Viva el Bravo Pueblo”, mismo que luego sería llamado “Gloria al Bravo Pueblo” e himno de todas y todos los venezolanos. Igualmente tuvo su bandera con los colores amarillo, azul y rojo, en franjas horizontales de mayor a menor, con su escudo de armas; una india sentada en una roca, sosteniendo con la mano derecha un asta rematada en el revolucionario gorro frigio; junto a la india emblemas del comercio, de las ciencias, de las artes, un caimán y vegetales; más allá buques mercantes y en último término el sol asomando sobre el horizonte marino. Así nos lo señala Arístides Rojas “Esta fue la bandera que acompañó a la Sociedad Patriótica cuando, en la tarde del 4 de julio de 1811, fue aquella recibida por el Congreso. Al siguiente día se declaró la independencia de Venezuela” Nótese que la bandera de la Sociedad Patriótica es precisamente la bandera mirandina hoy bandera de la Patria y no la de la Junta, cuya cucarda era “Roja, amarilla y negra con las iniciales de nuestro Rey Fernando” No puede haber duda alguna, por más que la historiografía lo intente, allí están quienes luchaban por la Patria Humanidad y quienes defendían, ayer como hoy, la patria negocio y, para decirlo con las palabras del panita Alí “lo que hacen es manosearla”
La Sociedad Patriótica representó pues la lucha de los excluidos por alcanzar patria con justicia e igualdad. En su seno estaban representadas las ideas más radicales y profundas de libertad y justicia. Dentro de ella había también –como en todos los procesos- los impacientes, los que hoy podríamos llamar los “aceleraditos” ¡Ah, Manuel Brito!, aquellos partidarios de utilizar de inmediato los medios más violentos y audaces para lograr el objetivo. Estos, ante la posición -aún dentro de la Sociedad Patriótica- de quienes llamaban al talento estratégico, al sentido del momento histórico y un cierto grado de mesura, negándose literalmente a asaltar el Congreso, optaron por separarse de la Sociedad. Será el Sacerdote José Joaquín Liendo y Larrea (una especie de Lina Ron de nuestros días) quien encabezará el grupo de los aceleraditos. En la casa de una prima del sacerdote, doña Micaela Delgado, se fundó el llamado “Club de los Sin camisa” ¿Verdad que nunca nos hablaron de ellos? Su nombre probablemente hacía referencia a los sans-coulote de la Revolución Francesa y luego recurrentemente apareciendo a lo largo de la historia revolucionaria de los pueblos es un buen indicativo de la existencia indudable de las contradicciones de la lucha de clases tan delicadamente invisibilizada por la historiografía positivista al servicio de las clases dominantes. Sabemos de la prédica incendiaria del Padre José Joaquín Liendo, lo que nos da una idea clara de cómo era el Club de los Sin Camisa. Fogoso partidario de las ideas de Libertad, Igualdad y Justicia, tenía para España, los españoles y las autoridades imperiales los epítetos más encendidos. El Rey –según Liendo- debía morir y los españoles y los europeos debían ser exterminados. Era un orador insigne y un propagandista a tiempo completo de la Revolución, era un hombre que creía en la Revolución y no se conformaba con nada menos. En una ocasión, en un aniversario del 19 de abril, organizó una manifestación popular y se dirigió al río Guaire portando un retrato del Rey Fernando VII. Lo sumergió tres veces en el agua del río para “ahogar” al rey miserable y luego en medio de peculiares ceremonias enterró el retrato para simbolizar con ello el fin del imperialismo en la Patria Venezuela. Fue este hombre el primero en usar una cinta amarilla en el brazo izquierdo como símbolo de Revolución e Independencia. En una celebración revolucionaria iluminó totalmente su casa y colocó al frente los retratos de José María España y Manuel Gual. En la apasionante aventura de Los Sin Camisa (esos mismos que nunca conocieron nuestros jóvenes estudiantes formados con la inyección de amnesia inducida que los historiadores al servicio de la Oligarquía llaman “Historia de Venezuela” según los programas) cantaban un himno, con algunas variantes la Carmañola Americana, escrita por Cortés de Campomanes para la revolución de Gual y España a la que Landaeta seguramente puso música y cuya letra decía:
Aunque soy un sin camisa
un baile tengo que dar
y en lugar de las guitarras
cañones resonarán.
Que bailen los sin camisa
y viva y viva este son,
que bailen los sin camisa
y viva el son del cañón!

Liendo improvisaba un estribillo para esta canción… hermoso… oigamos…
Yo soy el sin camisa,
yo soy el sin calzones,
porque me los robaron
los españoles
En medio de las luchas patrias, el Club de los Sin Camisa, fue un grupo de revolucionarios superjacobinos salidos de la Sociedad Patriótica de cuya radicalidad y vehemencia patria nunca supimos los venezolanos por los libros de historia. Una pena que en nuestro país tengamos la avenida principal de Caracas llamada Francisco Fajardo en honor a un colaboracionista con la clase que oprimió a su pueblo y en cambio no haya ni un solo recuerdo para el Sacerdote Liendo que murió en medio de terribles dolores prisionero en La Guaira, como atestigua el médico que lo visitó, el Dr. José María Vargas.

Se siguen tensando las contradicciones. El 1ro de Julio de 1811, apenas cuatro días antes del 5 de julio, el Supremo Congreso de Venezuela, presidido por Francisco Javier Yánes, proclama los derechos del pueblo. Nótese la ruptura con “los derechos de Fernando VII” y el rescate del principio de Soberanía por parte del pueblo. Rescate del “principio de soberanía” porque la verdadera Soberanía ha debido esperar doscientos años a la Revolución Bolivariana para adquirir cuerpo y sentido. En todo caso, en su primer artículo dice: “La Soberanía reside en el pueblo, y el ejercicio de ella en los ciudadanos con derecho a sufragio por medio de sus apoderados legalmente constituidos” Sólo una minúscula porción de las personas tenía derecho al sufragio de modo que habría que reflexionar acerca del alcance de esta decisión a la luz del concepto de Soberanía universalmente aceptado de Jean Bodin, en su obra “Los Seis libros de la República”, es decir poder absoluto, perpetuo, imprescriptible e intransferible. De nuevo es claro que esta “concesión” de los sectores privilegiados no llegó por graciosa decisión sino consecuencia de la lucha.
La presencia inmanente de esta lucha de clases soterrada y de estas contradicciones emerge con fuerza irresistible en el discurso del joven Simón Bolívar ante la Sociedad Patriótica. En este discurso, ante las dudas y vacilaciones de sectores del Congreso dice:
“Lo que queremos es que esa unión (la de todos los sectores) sea efectiva para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad; unirnos para reposar, y para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue mengua, hoy es una traición. Se discute en el Congreso lo que debería estar decidido” y añade:
“… Que debemos atender a los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse con calma! ¡300 años de calma! ¿No bastan?... Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad sudamericana, vacilar es perdernos!
Muestra Bolívar en este discurso su compromiso con la libertad de los Pueblos de América. Bolívar muestra el espíritu de lucha nuestro americanista que hoy recorre la espina dorsal del Continente: la libertad y la soberanía de todos los pueblos de América.
Así se llega al 5 de julio. “El Congreso declara solemnemente la Independencia de Venezuela, «en el nombre de Dios Todopoderoso». En el Acta se lee: «Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y la autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias unidas son, y de hecho y de deben ser desde hoy, de derecho, Estados libres, soberanos e independientes y que están absueltos de toda sumisión y dependencia de la Corona de España o de los que se dicen o dijeren sus apoderados o representantes ...» El Acta, elaborada por Juan Germán Roscio y Francisco Isnardi, fue aprobada el día 7 por todos los diputados, con la sola excepción del padre Manuel Vicente Maya, diputado por La Grita. Poco a poco la fueron firmando los representantes, hasta que el 18 de agosto se estamparon las últimas firmas. Es por esto que al referirse a la efeméride del 5 de julio no debemos decirse «día de la firma del Acta de Independencia», porque no es verdad. Lo correcto es: 5 DE JULIO. DECLARACION DE LA INDEPENDENCIA. Desde que el ilustre José Gil Fortoul llamó la atención acerca del hecho, es ya un lugar común, en la Historiografía Venezolana, afirmar que los célebres cuadros de Juan Lovera y de Martín Tovar y Tovar que representan "La Firma del Acta de la Independencia" no corresponden estrictamente a la realidad histórica, pues la firma del Acta no se llevó a cabo el día 5 de julio de 1811, sino en una fecha posterior. También arranca de comienzos de este siglo, entre 1906 y 1910, el debate - en el cual tuvo igualmente destacada intervención el historiador larense - acerca de si el Acta de la Independencia que se conserva en el Arca del Salón Elíptico del Palacio Federal en Caracas debe ser considerada como el original del documento o como una copia muy valiosa y auténtica, eso sí, del mismo.
A partir de este momento las contradicciones se extreman hasta alcanzar el máximo insoluble de la guerra civil. Comienza una guerra que, aunque representada en “españoles” y “venezolanos”, realmente se verificó entre patriotas e imperialistas. Venezolanos contra venezolanos, unos al servicio de la patria y otros al servicio de sus intereses y privilegios significados en la monarquía española. No otra cosa fueron las guerras acaecidas a lo largo de la Primera y Segunda Repúblicas, hasta el momento en que la mano y el talento del Libertador convirtieron la guerra civil en guerra de Independencia. Ese es el sentido profundo del tan incomprendido como denostado Decreto de Guerra a Muerte. “Españoles y canarios contad con la muerte…” La percepción suprema del Libertador al advertir el contenido de guerra de clases en todo aquel despropósito, animó y orientó el sentido de los decretos de 1816 y 1817 de Liberación de los Esclavos y “Confiscación y Repartimiento de Tierras”. ¡Tierras y hombres libres! No se le puede pedir al esclavo que luche por los intereses del amo que lo oprime. ¡Tierras y hombres libres fue la bandera de Ezequiel Zamora, años después, luego de enlodadas, traicionadas y arriadas las banderas de Bolívar. ¡Tierra y hombres libres! Es la bandera de la Revolución Bolivariana casi dos siglos después. Por eso hoy gritamos a voz en cuello…¡Bolívar vive, la lucha sigue!, porque aquella lucha es esta. Porque ya basta del secuestro de la historia por la burguesía depredadora.

¡Con Chávez más resteaos que nunca!

martinguedez@gmail.com


Martin Guedez

 

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sábado, 8 de marzo de 2014

El Plan Mahan y el Expansionismo de los Estados Unidos, por FRANCISCO BERROA UBIERA (para "Notihistoriadominicana.blogspot.com" del 13-03-14)



“...Alfred Thayer Mahan era el sumo sacerdote del movimiento en pro de una nueva marina poderosa. Era el presidente de la escuela de guerra naval en Newport, estado de Rhode Island, de entre sus numerosos libros, el primero, La Influencia del Poder marítimo en la Historia, 1660-1783, había causado una impresión tremenda en los círculos pensantes internacionales. Se rumoreaba que hasta el Káiser Wilhelm II lo había leído, quedando muy impresionado.”[1]
Donald Barr Chidsey

1.1. Las bases de la expansión.

Tal y como sostiene el historiador Ernesto de la Torre:
La formación de un imperio se realiza a través de décadas y siglos. Unos surgen con lentitud, pausadamente; otros en forma violenta, casi sorpresiva. La conformación de los estados imperiales se hace en igual forma y su extinción puede ser súbita o lenta. Esta clase de estados ha existido siempre, pero adquieren, de acuerdo con el tiempo y las circunstancias, características diferentes, muchas de las cuales contribuyen a su formación y extinción.” [2]
Y ciertamente, la historia mundial es aleccionadora sobre el fenómeno del expansionismo de los estados imperiales, pudiéndose establecer y comprobar que la formulación de un plan estratégico de carácter colonialista por parte de un estado requiere, como un requisito sine qua non, que dicho estado manifieste un cierto y elevado grado de desarrollo en los órdenes económico, social, político y militar.
Si tomamos en consideración que en 1800 la superficie total de los Estados Unidos era de apenas 892,135 millas cuadradas apreciaremos mejor como se verificó el desarrollo de esta nación; si sumamos a esa primera cantidad las 885,000 millas cuadradas agregadas al producirse la compra a Francia del territorio de Luisiana hecha por el presidente Thomas Jefferson en 30 de abril de 1803 por la suma de 15 millones de dólares (equivalentes a la suma de 60 millones de francos de la época), siendo dicho territorio poblado con anglosajones. Posteriormente se sumaron 59,000 millas cuadradas con la adquisición de La Florida, comprada a España en 1819; y, con la anexión posterior del territorio de Oregón, mediante el tratado de 1845, se sumaron 285,000 millas cuadradas más.
Asimismo, a raíz de la guerra con México, hecha con el propósito de confirmar la anexión de Texas y para ampliar la expansión hasta el Pacífico, fue posible agregar 529,000 millas cuadradas más al territorio de Estados Unidos, aumentadas luego en otras 30,000 millas cuadradas a resultas de la compra de Gadsden de 1853[3], llegando a sumar un gran total de 2, 680,135 millas cuadradas a mediados del siglo XIX.
Incluso, se sabe que en Estados Unidos hubo una legislación para fomentar la inmigración y la colonización hacía el Oeste. Un ejemplo de ello es la Ley Homestead, promulgada en 1862 con estos fines; por medio de dicha ley fueron transferidas tierras públicas a personas y compañías privadas, fomentándose así la producción agrícola, ganadera, minera, y posteriormente la agroindustrial, el comercio, las actividades financieras, los oficios, las actividades artesanales, la industria ligera y finalmente la industria pesada, la metalúrgica, y la producción industrial moderna en el Oeste de Estados Unidos.
En palabras de Frederick Jackson Turner expresadas en 1890, refiriéndose a la expansión norteamericana hacía el Oeste, éste consideró que: "Hasta hoy, la historia americana ha sido en gran medida la de la colonización del gran Oeste. La existencia de una zona de tierras, de su continua recesión y del avance hacia el Oeste de la colonización, explican el desarrollo de la Nación americana".[4]

1.2. El crecimiento económico USA y la política expansionista.

Para una mejor comprensión del crecimiento económico experimentado por Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX, obsérvense estos datos:
a) La inversión en ferrocarriles: en 1865 Estados Unidos disponía de cerca de $1,000,000,000.00 (un billón de dólares) invertidos en ferrocarriles, y ocho años después, en 1873, esta inversión se había casi cuadruplicado, elevándose a la suma de $3,700,000,000.00 (billones de dólares) en 1873;
b) La producción agrícola de 1873 se valoró en $1,600,000,000.00 (billones de dólares), y en 1900 en $4,739,000,000.00 (billones de dólares);
c) Ya en 1894 la producción industrial de Estados Unidos superaba con creces la producción de Inglaterra; mientras los ingleses producían bienes por un valor de $4,236,000,000.00 (billones de dólares), Estados Unidos producía bienes industriales y manufacturas por un valor aproximado de $9,498,000,000.00 (billones de dólares), y seis años después, en 1900, la producción industrial fue valorada en la suma de $13,739,000,000.00 (billones de dólares);
d) En cuanto a la inversión de capitales, en 1850 se habían registrado inversiones por un monto de $553,245,350.00 (billones de dólares) , y 30 años más tarde, en 1880, las inversiones de capitales ascendían a $2,790,272,606.00 (billones de dólares).
e) En cuanto a la población; conjuntamente con el crecimiento económico que se verificó en la sociedad norteamericana, también creció cuantitativamente su población, principalmente como una consecuencia de la avalancha inmigratoria procedente fundamentalmente de Europa, y en menor medida de Asia, y de América Latina. De acuerdo con el VII Censo de población de Estados Unidos, en 1850 su población era de 23,191,874 habitantes, de los cuales 100,000 eran de origen hispano (en 1861, durante la guerra civil de ese país, unos 10,000 hispanos participan en las contiendas en ambos bandos); su población aumentó a 32 millones en 1865, y pasó a ser de 76,149,836 habitantes en 1900; en 1914 ya tenía 95 millones de habitantes;
f) En cuanto a su política de empleo, los norteamericanos asalariados en 1850 eran 958,079, y en 1880 pasaron a ser 2,732,595; y, debido al gran crecimiento demográfico alcanzado, y al enorme desarrollo económico que logró durante esa época su aparato productivo, éste país se convirtió en el principal productor mundial de carbón, acero y otros productos. Según Harold U. Faulkner,[5] entre 1890 y 1893 se organizaron en Estados Unidos 46 corporaciones con un capital total de $1,414,294,000, y entre 1898 a 1920 se formaron 149 corporaciones con un capital ascendente a $3,784,010,000.00, razones por las cuales, el monopolio terminó imponiéndose, y la gran corporación capitalista devino en instrumento de un progresivo control sobre todos los recursos económicos de la nación, caracterizándose por el control de mercados y precios, de los transportes, de la minería, etc.
Cuando Estados Unidos alcanza este gran desarrollo económico durante el siglo XIX -especialmente en la segunda mitad-, implementa, una política expansionista a escala mundial, basada en las doctrinas anteriores denominadas: del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe (1823), así como en las distintas interpretaciones y aplicaciones que de ésta última doctrina hicieron las diferentes administraciones del gobierno norteamericano durante el siglo XIX.
Para esa época la asunción del fenómeno del imperialismo en el mundo dio lugar a la conformación de un nuevo cuadro político, económico y militar en lo concerniente a la relación de fuerzas entre las grandes potencias, particularmente caracterizado por el expansionismo de las nuevas fuerzas estatales de los tiempos modernos.
En la época del imperialismo la grandes naciones, los países ricos, manifiestan un nuevo comportamiento como resultado de su mayor desarrollo tecnológico, económico y militar; casi todos estos países constituían grandes potencias industrializadas con una política exterior sumamente agresiva frente a las demás naciones, disputándose entre estas la hegemonía internacional, el control de mares y océanos, archipiélagos y continentes, y sobre todo, manifestando un patente interés en lograr el control y el monopolio del comercio mundial, y de los centros de producción de materias primas y de riquezas minerales.
Estos son los elementos que empujan a las grandes potencias de la época victoriana, inevitablemente, a una lucha despiadada, y a la puesta en práctica de una política exterior guerrerista y expansionista. Estados Unidos, ubicado en este contexto general, surge como una potencia imperialista desde la última década del siglo XIX.
Igualmente, otros factores ponderables para comprender mejor el crecimiento de los Estados Unidos en el siglo XIX son los siguientes: como resultado de la paz política imperante entre sus estados, y por las buenas relaciones existentes entre ellos -fruto de las transacciones políticas entre liberales y conservadores, republicanos y demócratas-, se hizo posible la implementación de nuevos proyectos de expansionismo; en igual sentido, y resultando de la aplicación de la doctrina Monroe, y de los esfuerzos imperialistas de McKinley [6] (1897-1901), fue factible conjugar todos estos elementos para permitirle a Estados Unidos asumir, a fines de la época victoriana, una política de dilatación en el ámbito global, fundada en uno de los resortes más importante de McKinley : Alfred Thayer Mahan.[7]

1.3. Mahan y el navalismo.

Este militar naval era el asesor del presidente MacKinley durante el desarrollo de la guerra Hispanoamericana, y era además un destacado miembro de la Junta Naval de Guerra creada por éste gobernante.
Mahan fue el autor de la tesis del navalismo, a la luz de cuyos principios los Estados Unidos se convierte en una potencia militar de fuerte textura naval con el fin de expandir su influencia allende los mares. Y tal como Langley lo dice:
“Mahan become more than a philosopher; he emerged a prophet; spreading the fait that would be known in the 1890s as the "large policy". Be its teachings, the United States must "look outward" to the new fromtiers beyond, its own national boundaries. Historical destiny, as exemplified by the role of sea Power in British History, and internal pressures, particularly the tendency of on industrial system to saturate the domestic market with its products, compelled the nations to undertake expansion.”[8]

Y el mismo autor agrega a su juicio anterior:
“Just as outspoken as the promoters of naval expansion were the political champions of a new Caribbean empire. Appealson behalf of manifiest destiny and empire were reinforced by social Darwinist credos and the nations tradition of moral paternalims. It was, acording to the latest doctrine, America's duty to rid Cuba of despotic spanish rule and then remain to tutor Spain's former colony in the art of progressive democracy and civic morality.”[9]

Sin embargo, mucho antes que Mahan, importantes doctrinarios políticos norteamericanos manifestaron su preocupación por la expansión de Estados Unidos allende los mares.
Desde 1889 James R. Blaine entendía que para controlar el canal de Panamá era necesario controlar primero Hawai en el Pacífico, y en el Caribe las islas de Cuba y Puerto Rico.
Hay cuatro nombres que se hallan muy relacionados con el afán expansionista de Estados Unidos para aquellos años, estos son: John Fiske, John Burgess, Josia M. Strong y Alfred Mahan. Todos hicieron predica sobre las virtudes de los angloamericanos, y en cierta medida sustentaron posiciones teóricas propias del darwinismo social. Creyeron en la superioridad racial de los anglosajones, se consideraron superiores en lengua, religión, hábitos políticos, tradición y cultura, profesaron la misión civilizadora y cristiana de Estados Unidos, de adhirieron a las divisas sacrosantas de ley, orden y libertad, y combinaron hábilmente sus concepciones protestantes con sus ideas mercantiles y políticas. Estos influyeron en los gobernantes: William McKinley. Theodore Roosevelt, John Hay y Henry Cabot Lodge. Mahan fue especialmente amigo de Mister Hay, y de Teddy Roosevelt.

1.4. Mahan: el hombre y su obra.

Este militar de carrera que respondió al nombre de Alfred Thayer Mahan, nació el 27 de septiembre de 1940 y murió el primero de diciembre de 1914, fue un oficial naval de Estados Unidos y un excelente historiador y escritor, con un profundo conocimiento de la historia naval. Escribió las obras: “The Influence of Sea Power upon History, 1660-1783 (1890)”, y “The influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793-1821 (2 vols., 1892)”, y cientos de artículos sobre temas de historia naval y militar, siendo sus obras lecturas obligatorias en las academias navales de Estados Unidos.
Alfred Mahan realizó estudios militares en “The Naval War College at Newport, Rhode Island”, saliendo egresado en la promoción de cadetes del año de 1859, y terminó dirigiendo ese centro de estudios militares a partir de 1885, como presidente de dicha institución, a la cual bautizó con el nombre de “The Naval War College Stephen B. Luce”; allí sirvió desde 1886 a 1889, y desde 1892 a 1893, desempeñando el cargo de Capitán de la Marina de Guerra de los Estados Unidos (Navy). Se le consideró como un especialista en el estudio de la historia naval de los siglos XVII y XVIII.

1.5. La tesis de Mahan.

En conjunto, su obra ejerció una profunda influencia en la estrategia naval de su época, y posteriormente. Sostenía la tesis de la importancia del poderío naval a través de la historia, como un factor de primer orden para que un país pueda alcanzar la supremacía económica sobre las demás naciones del orbe, y así poder establecer su hegemonía político militar a escala global.
Para él, en su época, la supremacía militar y el triunfo en la guerra dependían del control de los mares. Para desarrollar esta singular e importante tesis Alfred Mahan tomó como ejemplo la marina Británica, y su proceso de desarrollo histórico, entendiendo que el poder total sólo se podía alcanzar con una fuerza naval poderosa por medio de la cual se lograse el control de los mares y océanos del planeta.
Al realizar sus investigaciones y prepararse para escribir su obra Mahan hizo un profundo estudio de la evolución histórica de la Marina Británica durante el periodo comprendido entre 1660 a 1783, así como el análisis de la historia naval de Estados Unidos, y de la Marina francesa hasta el cierre de las Guerras napoleónicas (1803-15).
Muy especialmente estudió la Guerra Anglo-Holandesa (1652-74), a partir de la cual Inglaterra se erige en la reina de los mares del mundo.
Abordó con especial interés la guerra anglo-francesa denominada por la historiografía europea como “La Guerra de los Siete Años” (1756-63), y también examinó la historia de los combates navales de la Guerra de la Revolución Francesa (1792-1802).
Para él la Batalla de Trafalgar (21 de octubre de 1805) contenía un significado muy especial, porque en cierta medida, esa batalla marítima ocurrida frente al Cabo de Trafalgar, en la costa española, le permitió al Almirante inglés Horacio Nelson derrotar al también Almirante Pierre de Villeneuve y a la flota francesa que éste dirigía, permitiéndole a la marina Británica durar más de 100 años comandando, con su enorme poder naval, los mares y océanos del mundo de aquel entonces.
Pratt resume su tesis con estas frases:
"This tesis was, in short, that sea power was the most potent factor in the making or breaking of nations, that without sea power no people, however gifted, had attained or could attain the fullest measure of well-being or of influence and importance in world affairs".[10]

Sin lugar a dudas Mahan sentó las bases estratégicas de la expansión de Estados Unidos desde fines del siglo XIX hasta, por lo menos, el momento en que se produce la Primera Guerra Mundial (1914-1918), e influyó sobre almirantes y estrategas militares de todo el mundo: Alemania, Japón, Inglaterra y otras potencias de su época.
El proyecto estratégico de Mahan contaba de los siguientes elementos básicos: a) creación de un canal interoceánico en Centroamérica; b) disponer de una cadena de bases navales bien situadas, desde las cuales se pudiese tener el control de los pasos oceánicos y de las rutas comerciales; c) lograr el crecimiento de la marina de Estados Unidos, tanto la de guerra como la mercante.

1.6. Los mares y su control.

Para Mahan el control de los mares era, cuando escribió su obra, un imperativo inmediato para su país: Estados Unidos. Como buen patriota americano, entendió con una claridad absoluta el significado y la importancia que tenía para la economía y para el comercio marítimo el estudio de la larga historia militar; y sobre todo, comprendió cabalmente, y, captó con gran horizonte de miras, la importancia de alcanzar el control de los mares, porque con ello se lograba el control de todo el comercio marítimo, entendiendo que la marina mercante tampoco podía estar en manos de extranjeros. Su idea era, disponer de: "...a navy capable of defending the merchant marine and keeping the trade routes open in time of war; colonies, which may both serve the interests of commerce directly and also provide naval vessels with secure bases and coaling stations the world over".[11]
De acuerdo con la apreciación de Foner (1975, I):
"En 1890, el Capitán Alfredo Mahan empezó su campaña por una armada adecuada para soportar y justificar «Una vigorosa política exterior». Mahan argumentaba que «quieran o no, los norteamericanos tienen que comenzar a mirar hacia fuera». Un mercado exterior era vital para la prosperidad nacional. La creciente producción del país necesitaba el control de los mercados extranjeros, que a su vez, hacían necesaria una armada poderosa, una marina mercante fuerte con bases seguras y apostaderos de carbón desde los que pudiera operar. Tanto estratégicamente, como desde el punto de vista del mercado, el área del Caribe era crucial; desde luego que bastaría, nada menos que la supremacía americana en el Caribe.”[12]

La piedra angular de la doctrina de Mahan era esta: Que para una nación poder ser fuerte en el mundo, requería disponer de una buena localización en medio de las rutas marítimas (principales vías de comercio, transporte y comunicación), y de un fuerte poderío naval para poder controlar efectivamente las rutas de navegación.
Es por ello que Mahan tenía bien claro que: "Estados Unidos poseía todos los atributos necesarios para alcanzar una posición hegemónica mayor. Sólo debía decidirse a abandonar su aislacionismo y tomar las medidas requeridas para alcanzar la supremacía naval".[13]

1.7. Mahan y los astilleros navales.

Alfred Mahan experimentó una gran preocupación por el desarrollo de los astilleros navales: la industria del barco, en su país. Cuando escribe su obra, en 1890, Estados Unidos apenas dispone de tan sólo una docena de cruceros y de dos barcos de vapor en función de destructores de segunda clase, que eran los buques denominados en inglés battleships: el Maine y el Texas. A partir de la publicación de su libro el congreso de Estados Unidos autorizó la inmediata construcción de "three first-class battleships".[14]
Además de conferirle una gran importancia al asunto vinculado a la construcción de barcos, para Mahan ara una cuestión de vital interés la protección de las costas de su país, lo cual requería de un eficiente servicio de guardacostas, así como la existencia de una adecuada línea defensiva de las mismas.
Para una mejor comprensión del desarrollo naval americano, bastaría con decir que en 1889 la marina de los Estados Unidos ocupaba el décimo séptimo lugar en el mundo, y en 1893 se encontraba ocupando el séptimo lugar. Para una mejor comprensión de este aspecto ver anexo. Como se puede ver en el inventario de barcos de Estados Unidos presentado en dicho anexo, la Flota del Atlántico de Estados Unidos dispone de cuatro acorazados de primera clase, dos de segunda clase, 48 cruceros armados y navíos torpederos. Adicionalmente, estaban en proceso de construcción cinco acorazados de primera clase, 16 torpederos y un submarino. Key West era el centro de operaciones de la flota del Atlántico. La Flota del Pacífico tenia al momento: Cuatro cruceros armados, dos cañoneras, una escampavía, y un navío de guerra de primera clase (el Oregon), todos en la base Bremerton.

1.8. Control de rutas marítimas y del mar Caribe.

Igualmente, Mahan le dio gran valor e importancia al asunto relacionado al control de las rutas marítimas, como también se lo dio al control de los istmos, de los canales y de los llamados pasos oceánicos. Opinaba que el control del Mar Caribe y de sus territorios ayudaría a mantener la libertad de transito marítimo en el mundo, y muy especialmente el transito interoceánico entre el Pacífico y el Atlántico. Para él eran medidas necesarias:
“Control of a maritime region in insured primarily by a navy; secondarily, by positions, suitably chosen and space one form the other, upon which as bases the navy rests, and from whith it can exert its strength. At present the positions of the Caribbean are occupied by foreign powers, not may we, however disposed to acquisition, obtain them by means other than righteous; but a distinct advance will have been made when public opinion is convinced that we need them, and should not exert our utmost ingenuity to dodge them when flung at our head.”[15]
En las postrimerías del siglo XIX, que es el momento de auge de las opiniones de Mahan, el interés de Estados Unidos se halla centrado en la adquisición de nuevos territorios ultramarinos, muy especialmente existía un marcado interés en Hawai, en el Pacífico, y en los territorios del Caribe, particularmente en las grandes Antillas, consideradas vitales para el control del Atlántico.
Desde 1890 hasta 1898, la alta producción industrial de Estados Unidos con la consecuente abundancia de mercancías generadas en su economía se hallaba carente de mercados, los cuales debían ser localizados y controlados, de ahí la necesidad de controlar también las rutas marítimas.
Por lo tanto, Estados Unidos procedería a encaminarse, como un imperativo de primer orden, a lograr el desarrollo de una gran fuerza naval que le posibilitara alcanzar el control absoluto de la región del Caribe, requisito sine qua nom para mantener el control del proyectado canal que se construiría en el istmo centroamericano. Por lo tanto, el Caribe era visto como el mediterráneo de Estados Unidos, y el control del canal, una vez se construyera, se podría comparar en importancia con el de La Mancha para Inglaterra, y el de Suez para los países mediterráneos.
Mahan escribió sobre la importancia del Caribe para los Estados Unidos, estableciendo que: "The United States will have to obtain in the caribbean stations fit for continent, or secundary bases of operations which by their natural advantages, susceptibility of defense, and nearness to the control of strategic issue, will enable her fleets to remain near scene".[16]

1.9. Control de colonias y del Istmo de Panamá.
 Asimismo, este maestro de la estrategia naval vislumbró la necesidad de que Estados Unidos lograse el control de mercados y colonias en el ámbito mundial, y manifestó gran preocupación por los avances coloniales de Europa, especialmente los realizados para aquel entonces por Alemania en las islas del Pacífico, en África y en Sudamérica. A los habitantes de estos territorios los consideró como pueblos débiles, y propuso que los Estados Unidos los defendiera de los extranjeros. Afirmó: "The duty is self assumed; and resting as it does, no upon political philantrophy simply interests as affected by....foreign interference".[17]
Fue partidario de una acción civilizadora de la religión cristiana protestante en los pueblos orientales, aunque entendía que los chinos, hindúes, y japoneses tenían forjadas antiguas culturas con profundas raíces en el pasado.[18]
Alfred Mahan también se interesó en las islas de las Antillas mayores, especialmente en Santo Domingo[19] y Puerto Rico, y en las islas del archipiélago de Hawai, por entender que éstos territorios tenían gran importancia comercial y militar, y cuyo control debía depender de: "whose control might be productive of internacionational quarrels all these things might perhaps jar the United States from her wonted complacency, might lead her to "look outward" and to build up her sea power".[20]
Este famoso estratega militar es asimismo uno de los que anticipa sobre la necesidad de establecer el control del istmo de Panamá por considerarlo el lugar más apto para la construcción de un paso interoceánico entre el Pacífico y el Atlántico, que sirviera en tiempos de guerra para mantener un control de los dos océanos, y en tiempos de paz para usarse con fines de mantener el control de las rutas comerciales, y en cierta medida del comercio internacional.
Entendía que: "American must now to lock outward. The growing production of the country demands it. The position of the United States, between the two old worlds and the great two oleans, make the same claim, which will be soom strengthened by the creation of the new link joining the Atlantic and the Pacific".[21]
Mahan manifestó especial interés en el istmo de Panamá, y consideró que en él se debía construir un canal interoceánico, el cual daría una gran importancia al mar Caribe porque se convertiría en una de las grandes avenidas del mundo occidental, y sería la "línea de comunicación" más importante y de mayor valor estratégico en todo el continente americano.
Creyó, además, que el territorio de las islas de Hawai debía ser controlado y estar bajo dominio de Estados Unidos, porque era en el Pacífico, fuera de Norteamérica, el lugar que garantizaba la preservación de Estados Unidos frente a cualquier ataque procedente del oriente, es decir, una suerte de frontera exterior de las tierras continentales.
Particularmente se interesó en la isla de Oahu, y en su bahía de Pearl Harbor, pues el establecimiento de una base en dicho sitio extendería la capacidad de acción operativa de los barcos de guerra de Estados Unidos en el Pacífico. En este sentido Pratt afirma lo siguiente:
"In that approaching Armageddon, the United States wold need not only the unobstructed use of the isthmian canal, but outposts in the Pacific as well, and the most logical outposts was in the Hawaiian Islands. As early as 1890 Mahan had remarked that for the defense of the west coast it was essential that no foreign power should acquire a lodgment in those islands".[22]

Por igual entendía que era menester ejercer el control de las rutas comerciales de los océanos Pacífico y del Atlántico frente a las ambiciones de Europa, y planteó la necesidad de controlar las rutas de acceso al mar Caribe, especialmente sus estrechos y canales marítimos, por considerarlos como los pasos naturales desde el Océano Atlántico al mar Caribe, por lo cual, según Mahan había que controlar los siguientes pasos: en primer lugar, el canal de Yucatán -entre México y Cuba- paso obligado para los barcos que entran y salen del Misisipí; en segundo lugar, el llamado Paso de los Vientos, entre Cuba y Haití, por ser la principal ruta de acceso al istmo de Panamá por el Norte; y en tercer lugar, el paso de Anegada, junto a Santo Tomás (Saint Thomas), que separa las pequeñas Antillas de Barlovento de la de Sotavento, por estar situado en línea directa entre el istmo y Europa; y en cuarto lugar, el paso de la Mona, entre República Dominicana -isla de Santo Domingo-, y, Puerto Rico.
Desde 1890 Mahan recomienda controlar los pasos o canales del mar Caribe instalando bases en la isla Culebra, adyacente a la de Puerto Rico; y en la bahía de Samaná, en la isla de Santo Domingo, al entender que "...si Estados Unidos controla estos canales, combinado baterías terrestres con fuerzas navales ubicadas en los puertos principales, le quitaría a cualquier enemigo una base de operaciones, y al mismo tiempo, conservaría abiertas las líneas de comunicación".[23]
Para Alfred Mahan era un asunto vital que Estados Unidos tuviese el control de algunos territorios del Caribe con gran valor estratégico militar, y entre éstos consideró muy especialmente la isla de Cuba, al considerarla como la llave del Caribe, en tanto permite, por su ubicación geográfica, el control del Golfo de México por el lado Oeste, y las aguas cercanas a Haití por el Este. Entendía que una posición fuerte en Cuba permitiría el control del Paso de los Vientos o Canal de Barlovento. En Cuba, fijó su atención en la Bahía de Guantánamo, considerándola muy necesaria para Estados Unidos poder ejercer un efectivo control de Jamaica en manos inglesas. A Jamaica la consideró importante, pero con menos valor que Cuba.
En cuanto a la isla de Puerto Rico el estratega naval expresó que: "(The) estimate of the military importance of Puerto Rico should never be lost sight of by us as long as we have any responsability direct o indirect, for the safety or independence of Cuba. Porto Rico, considered militarily, is to Cuba, to the future isthmian canal, and to our Pacific coast what Malta is, or may be, to Egipt and beyond..."[24]
Este importante historiador naval entendía que:
"había que cuidarse de no ocupar y fortificar más territorios de los que eran esenciales para el control de la región; de lo contrario se corría el riesgo de dispersar demasiado las fuerzas navales. Lo más indicado era conservar una serie de posiciones fuertemente fortificadas desde las cuales la flota, una vez reunida, pudiera atacar velozmente una fuerza invasora".[25]
Según opina Chidsey, Donald Barr:
“Las obras de hombres como el Capitán Alfred Thayer Mahan (...) se convirtieron en nexo de unión entre los que estaban a favor de una marina poderosa. Se comenzó la compra de vapores y yates preciosos para acorazarlos. Al ejército le asignaron sólo unos seis millones de dólares y la mayor parte de esta suma se gasto en cañones de defensa costera. Evidentemente, Alger[26] y sus generales creían fielmente en la excusa dada para la apropiación.”[27]

Para Mahan, dicho en apretada síntesis, su programa de primacía naval imperialista comprendía cuatro puntos básicos: a) la conformación de una fuerte y amplia escuadra naval; b) la ocupación y colonización de las islas del Pacífico para el establecimiento de bases navales; c) establecer la hegemonía norteamericana y el control naval y militar en las islas del Caribe, para así garantizar el dominio del mar del mismo nombre; y, d) la necesidad de controlar el istmo de Panamá para construir en él un canal interoceánico.
Los más acérrimos defensores de las ideas de Mahan a lo interno de Estados Unidos fueron los líderes del Partido Republicano Theodore Rossevelt[28] y el senador conservador Henry Cabot Lodge. Por ello, al ser implementado su plan, desde finales del siglo pasado, y sobre todo a principios de este siglo, Estados Unidos ya disponía para entonces de la tercera escuadra naval del mundo.
Como resultado de la aplicación de este plan se produjo en 1898 la anexión de Hawai, y además, al finalizar la guerra Hispanoamericana fueron anexados a los Estados Unidos los territorios de Cuba y Puerto Rico como un resultado de los acuerdos del Tratado de París de fecha 10-XII- 1898, por medio del cual España renunció a los derechos que tenía en estas islas, y en los restantes territorios de América, otrora bajo su dominación colonial, así como a sus prerrogativas en las islas del archipiélago Filipino y en la isla de Guam en el archipiélago de los Ladrones o Marianas conformándose España con recibir la suma de 20 millones de dólares en calidad de indemnización por los daños recibidos durante la guerra.
Asimismo, posteriormente, Estados Unidos logró imponer el disfrute perpetuo del canal de Panamá, el cual había sido originalmente diseñado por ingenieros franceses, y este país, Francia, había iniciado la construcción del mismo,[29] pero, invadido el istmo a principios de este siglo (1902), Estados Unidos instaló un gobierno títere, y logró obtener de "su gobierno panameño" una concesión especial para realizar la construcción del canal,[30] negociando a la vez con la República de Francia un acuerdo a fin de que las inversiones francesas en el istmo fuesen debidamente resarcidas, motivo por el cual, a partir de la finalización de la obra, y de su apertura a la navegación, Estados Unidos logró imponer su control exclusivo y absoluto, y la ocupación de dicho istmo hasta el momento en que se escriben estas líneas, y desde 1914 hasta hoy, éste país ejerce su dominio sobre este paso acuático, interoceánico y artificial.
Sobre el interés anterior de los norteamericanos en Panamá se sabe muy bien que desde antes de 1850 el Istmo de Panamá era codiciado por Estados Unidos. En 1848 el Congreso de Estados Unidos aprobó el Tratado Mallarino-Biblack firmado en 1846, por el cual Estados Unidos se comprometió, según la cláusula 35, a garantizar a Nueva Granada la neutralidad del istmo de Panamá y el derecho de soberanía de Nueva Granada. El istmo recibió, de 1850 a 1903, 50 desembarcos militares por parte de Estados Unidos. Durante la Guerra de Secesión (1860-1865) se usó como paso de armas, municiones y mercancías. En 1850, con el Tratado Clayton-Bulwer de 1850, Inglaterra y Estados Unidos se comprometieron a no fundar fortificaciones militares en el istmo, en caso de que alguno de los dos países hiciera un canal. En 1899 McKinley creó una comisión científica para crear el canal.[31]
En 22 de enero de 1903 Colombia y Estados Unidos firman el Tratado Hay-Herrán que dio a Estados Unidos una concesión para la construcción de un canal interoceánico, otorgándose una concesión de uso y manejo por 99 años. Panamá, al proclamar su independencia pocos meses después ratificó dicho Tratado y recibe en cambio 10 millones de dólares, más 250,000 dólares anuales. El senado de Estados unidos aprobó dicho convenio.
Finalmente, los norteamericanos se encargan de hacer la implementación posterior de la doctrina de la Diplomacia del dollar[32] la cual garantiza a Estados Unidos el control financiero de todo el hemisferio.

Referencias y bibliografia:

[1] Chidsey, Donald Barr: La guerra hispano-americana (1896-1898), Barcelona, Grijalbo, S.A., 1973, P. 74.
[2] En: La independencia de México, Mapfre, Madrid, 1992. P.9.
[3] Ver: Harold U. Faulkner: Historia económica de los Estados Unidos, Buenos Aires, Nova, 1956, PP. 620-621.
[4] F. J. Turner: La frontera en la historia americana, Madrid, ediciones Castilla, 1960, P. 21.
[5] Ver: Harold U. Faulkner: Politics, reform and expansion, London, Hamish Hamilton, 1959. P. 74.
[6] William MacKinley (1843-1901), después de una larga carrera en la administración pública de Estados Unidos (Procurador Fiscal en Canton, Ohio entre 1867 a 1869; congresista durante 14 años a partir de 1876; y, luego electo gobernador de Ohio a partir de 1891), alcanzó la presidencia de su país en 1897, hasta su muerte ocurrida el 14 de septiembre de 1901 como resultado de un atentado terrorista perpetrado por el anarquista Leon Czolgosz el 6 de septiembre del mismo año.(Nota de Francisco Berroa).
[7] A juicio de Langley, Lester: The United States and the Caribbean In the Twentieth Century, Athens, Georgia, The University Of Georgia Press, 1980, P. 7: "Mahan echoed McKinley’s imperialist theme by pointing out the danger to national interest if the country, having defeated Spain, failed to carry through with a policy of regeneration and beneficence in order to uplift backward societies".
[8] Lester Langley: Opus citatus, P. 6
[9] Ibídem.
[10] Pratt, Julius W: Expansionists of 1898. The acquisition of Hawaii and the Spanish Islands, New York, Quadrangle Books, 1936. P. 12.
[11] Pratt, Julius: Opus cit., P. 13.
[12] Foner, Phillip S.: La guerra hispano-cubano-americana y el nacimiento del imperialismo norteamericano. 2 tomos, Madrid, Akal Editor, 1975: I, P. 30.
[13] Estades Font, Maria Eugenia: La presencia militar de Estados Unidos en Puerto Rico 1898-1918. Intereses estratégicos y dominación colonial, Río Piedras, Huracán, 1988, PP. 26-27.
[14] Pratt, Julius: Opus cit., P. 13.
[15] En Pratt, Julius: Opus cit., P. 15.
[16] Alfred Thayer Mahan: The influence of Sea Power upon History, 1660-1783, New York, Hill and Weng, 1968, P. 30.
[17] Alfred Mahan: The interest of America in Sea Power: Present and Future Sampson Low, London, Marston & Co., 1987, PP. 168-169.
[18] Ibídem, P. 243.
[19] Mahan, en un artículo publicado en 1897 destacaba la importancia de la bahía de Samaná (Nota del Autor).
[20] En Pratt, Julius: Opus cit., P. 15, cita el ensayo de Mahan titulado:"The United States Looking Outward", Atlantic Monthly, December, 1890, reprinted in The Interest of America in Sea Power, Present and Future, PP. 3-27.
[21] Alfred Mahan: Opus cit., 1987, PP. 21-22.
[22] Pratt, Julius: Opus cit., P. 16.
[23] Mahan, Alfred Thayer: The strategic features of the Gulf of México an the Caribbean Sea. Naval Strategy Westport, Connecticut, Greenwood Press, 1975, reimpresión de 1911, P. 29.
[24] Alfred Mahan: Lessons of the war wich Spain and other articles, Boston, Little, Brown and Co., 1918, P. 28.
[25] Mahan: Opus cit., 1911, P. 30.
[26] Aquí Chidsey, Donald Barr se refiere a Russel A. Alger, quien fue el Secretario de Defensa de Estados Unidos entre 1897 a 1899 durante el gobierno de William Mckinley (Nota del Autor).
[27] Barr: Opus cit., P. 55.
[28] Fue el vigésimo sexto presidente de Estados Unidos. Ocupó el cargo tras la muerte de William Mckinley, ocurrida el 14 de septiembre de 1901, y termina su mandato en 1904, siendo reelecto hasta 1909. Roosevelt nació el 27 de octubre de 1858 en New York, y era hijo de un importante comerciante de origen alemán importador de cristales. Desempeñó varios cargos públicos y tuvo una destacada participación en la guerra Hispano-americana de 1898, y luego fue gobernador de su ciudad natal (1899-1900), alcanzando la nominación vice-presidencial en 1900 al lado de McKinley (Nota del Autor).
[29] La inversión francesa alcanzó un monto aproximado de US $ 275,000,000 y Estados Unidos US $ 388,000,000.00 Ambas inversiones totalizan 663,000,000.00 (Nota del Autor).
[30] El 3 de noviembre de 1903 Panamá declaró su independencia de Colombia, pero la República nació con un compromiso medular con Estados Unidos: nació con el Tratado del Canal. En Estados Unidos fue dictada en 1902 la Ley Spooner que autorizó al gobierno de Theodor Roosevelt a negociar con Colombia la adquisición del istmo. El 22 de enero de 1903 nace el proyecto de Tratado de Canal Herrán-Hay. Fueron adquiridos 260,000,000 de metros cuadrados de tierra en una faja de 16 kilómetros de ancho por 80 de largo, y construido un canal a un costo de US $ 937,000,000. La construcción del canal conllevó la canalización del río Chagres para unirlo al río Grande que desemboca en el Pacífico. La obra terminó el 15 de agosto de 1914, y el mismo fue abierto al comercio internacional en 1920. Ver: Ernesto de Jesús Castillero Pimentel: "Extrañas circunstancias en que los Estados Unidos adquirieron la zona del canal", en Rodrigo Et al: 1980: II: P. 170 y siguientes).
[31] Ver: Carlos Iván Zúñiga: "Las intervenciones norteamericanas en el Istmo", en Rodrigo Et al: 1988: I: PP. 459-483.
[32] The policy that came to be called "dollar diplomacy" represented in the private aphere, the efforts of American bankers to obtain adequate safeguards from The United States government for loans made to Caribbean republics. Banks considering such financial ventures ordinarily expected the State Departament to render an official assessment of the financial and political trustworthiness of the recipient"32."The policy that came to be called "dollar diplomacy" represented in the private aphere, the efforts of American bankers to obtain adequate safeguards from The United States government for loans made to Caribbean republics. Banks considering such financial ventures ordinarily expected the State Departament to render an official assessment of the financial and political trustworthiness of the recipient". En: Langley: Opus cit., 1980: P. 53.
[33] Fuente: W. A. M. Goode: With Sampson through the war. New York: Doubleday & McClure Co.,1899: P. 277-286. 





martes, 4 de marzo de 2014

Película Mi Amigo Hugo de Oliver Stone se estrenará este miércoles en TeleSur, por YVKE Radio Mundial del 04-03-14.

La película contará con un espacio en el sitio web del canal



YVKE Mundial/AVN
La película Mi Amigo Hugo, del cineasta estadounidense Oliver Stone, se estrenará este miércoles. El rodaje de la cinta se hará a través del canal TeleSur.
"Usted puede ver mi película más reciente, que vienen en una semana en la televisión venezolana, un documental que conmemora el primer aniversario de la muerte de Chávez", escribió en días pasado Stone, a través de su cuenta en Twitter @TheOliverStone.
La presidenta de TeleSur, Patricia Villegas, recalcó en enero pasado que la película contará con un espacio en el sitio web del canal en el que estarán disponibles los tras cámara del documental y entrevistas completas.
Este documental forma parte de la programación especial denominada Esta historia se llama Chávez, que el canal transmitirá durante todo el mes de marzo.
/M.V

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