ENTREVISTA A AGUSTÍN ROSSI
Una semana atrás presentó su precandidatura presidencial por el Frente
para la Victoria. Hoy, Agustín Rossi analiza los desafíos de la
coyuntura con una mirada puesta a futuro mientras combina sus
actividades como ministro de Defensa y comienza a recorrer el país para
dar a conocer sus propuestas.
–En el discurso del pasado sábado 6 hizo
un repaso de todo lo obtenido de 2003 en adelante y planteó la idea de
continuar este proyecto. En estos tiempos se está debatiendo mucho lo
que es continuidad y profundización, ¿cuáles son los desafíos a futuro
donde usted haría eje?
–El proceso de estos 12 años es un proceso
evolutivo. Cuando algunos hablan de continuidad, de continuidad con
cambios, o el cambio con continuidad, lo cierto es que nosotros mismos
cambiamos durante estos 12 años. Ciertamente, las políticas que
aplicamos no fueron las mismas en 2012 que en 2003: el proceso
sociológico, político, es un proceso evolutivo y las medidas de
políticas públicas que se tomaron en un determinado momento no son las
mismas que se tomaron en otro. No se toman decisiones políticas en un
termo. Hay un entorno y un contorno de lo que expresa la demanda de la
sociedad bajo la misma evolución dentro de un determinado momento. Trato
de precisar que esto es un proceso de evolución, y vamos a seguir dando
respuestas a las demandas que vamos a tener en los próximos cuatro
años, evolucionando en forma continua, generando nuevas políticas para
las demandas que vayan surgiendo. Por eso, me aproximo más a una
síntesis preguntando, ¿cuál es el gran cambio? El gran cambio es que en
2003 nosotros teníamos problemas y la Argentina hablaba del pasado. Uno
podría decir que todavía estamos resolviendo los problemas del pasado,
entre ellos, la deuda que no generamos. Por eso creo que el gran mérito
de Néstor y Cristina es que así como en 2003 había una Argentina con
problemas, en 2015 vamos a tener una Argentina con desafíos, múltiples,
pero que entusiasman. A partir de la recuperación de YPF, en los
próximos años la Argentina logrará autoabastecimiento energético. Los
descubrimientos de petróleo y gas no convencional ponen a la Argentina
entre los cinco países con mayores reservas mundiales. Con este
horizonte de autoabastecimiento energético, la Argentina saldrá de la
restricción externa, los que nos permitirá profundizar su proceso de
sustitución de importaciones, fortalecer su perfil industrial para
generar más empleo y de más calidad. Allí destaco la posibilidad de
definir claramente cuáles van a ser los sectores de la industria a los
que el Estado argentino va a apostar fuertemente para su desarrollo.
–A
la soberanía energética hay que sumarle la soberanía financiera…
–Las
reestructuraciones de deuda de los años 2005 y 2010 fueron decisivas a
la hora de plantearnos una política económica autónoma y para que, por
primera vez en nuestra historia, dejara de ser el gran condicionante del
desarrollo económico de nuestro país, tal como sucediera en los
primeros años de la democracia. Hoy tenemos una deuda que pasó del 160%
del PBI al 40% del PBI pero además cambio su canasta de monedas. Hoy, la
mayor parte de la deuda esta en moneda nacional, y en moneda extranjera
tenemos alrededor del 15%, de los cuales el 6 es con organismos
nacionales, el 7 y 8 en manos de tenedores privados. Es decir, una deuda
claramente manejable para la evolución económica. Esto es soberanía
financiera. Y también la Argentina dispone de soberanía alimentaria.
Tenemos un sector agropecuario que es capaz de producir alimentos no
sólo para la Argentina sino para una gran parte del mundo, lo que
representa un desafío también hacia adentro del sector agropecuario que
es incorporarle valor agregado a su producción.
–Desafío que lleva más
de un siglo…
–La Argentina es rica en recursos naturales en términos
generales. Yo incorporaría la mirada regional, la mirada que significa
la integración regional y sobre todo en América del sur. Nosotros
tenemos alimentos, agua dulce, hidrocarburos, minerales estratégicos. Es
un hecho de fortaleza soberana, digamos, a todo esto yo le agrego un
enorme crecimiento de lo que genéricamente llamo el mundo del
conocimiento. De 2003 hasta la fecha sancionamos la nueva ley de
educación técnica con el fondo de equipamiento para las escuelas
técnicas, la ley de educación nacional, la ley de financiamiento
educativo, la duplicación del presupuesto universitario que era del 0,5%
del PBI creando fundamentalmente nuevas universidades que permitieron
que haya nuevas generaciones de estudiantes universitarios en la mayoría
del conurbano. El otro día estuve en Villa María, en Córdoba, y pasa
exactamente lo mismo: el 92% de los estudiantes universitarios lo son de
primera generación. Miles de científicos que antes investigaban afuera
del país ahora están trabajando aquí. Todo eso, en algún momento, tiene
que hacer un click más fuerte y producir una enorme transferencia de
conocimientos para que el sector productivo pueda llevar a cabo los
desarrollos científicos y tecnológicos que permitan una mayor producción
de valor agregado, ir cambiando el perfil del producto bruto y seguir
aumentando cualitativamente. Habría que agregar lo que significaron los
desarrollos científicos y tecnológicos autónomos, lo que se hizo en este
tiempo con Arsat, los radares en nuestro país, los 26 aeropuertos
realizados. Son desarrollos científicos y tecnológicos que realiza el
Invap pero la propiedad intelectual corresponde al Estado argentino. El
desarrollo científico y tecnológico permite acortar la brecha con los
países centrales. Si a eso le agregamos que somos un país con bajos
niveles de desocupación, el núcleo central de las políticas públicas de
gobierno entre 2015 y 2019 tiene que seguir siendo el trabajo. Gobernar
es generar trabajo, no entiendo otra responsabilidad más importante que
generar empleo.
–Usted viene remarcando la necesidad de exigirle
definiciones, planes de gobierno a los precandidatos opositores…
–Ese
tiene que ser un ejercicio nuestro, porque la derecha no acostumbra a
dar debate de ideas: las enuncian pero no las defienden, tiran frases
hechas, porque en realidad las ideas que tienen son horribles, ése es el
problema. Estas semanas tuvimos un claro ejemplo con las afirmaciones
de Mauricio Macri planteando que va a eliminar las retenciones y el
Impuesto a las Ganancias a la cuarta categoría. Yo me tomé el trabajo de
hacer algunos numeritos: con la eliminación de las retenciones a las
economía regionales, la baja de cinco puntos en las retenciones a la
soja y la eliminación del Impuesto a las Ganancias de la cuarta
categoría, todo esto significa cerca de 16 mil millones de pesos, que es
lo que invertimos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) durante
todo el año 2013. Está claro que cuando se plantean esas propuestas, que
suenan muy simpáticas a la hora de bajar impuestos, cabe la pregunta:
¿quieren que la Argentina no tenga más AUH, les gustaría que la
Argentina disminuya la prestación de salud, les gustaría que la
Argentina les pagara menos a los docentes o a los empleados estatales?
¿Van a hacer lo que hizo la Presidenta en este año de aumentar el 40%
por encima de cualquier tasa de inflación que quieran inventar? ¿YPF la
van a mantener dentro del Estado o la van a privatizar? ¿Y Aerolíneas?
¿Van a mantener la movilidad jubilatoria? ¿Qué es lo que piensan hacer?
Esos 16 mil millones de pesos representan cuatro veces el presupuesto
del ministerio de Ciencia y Tecnología. Proponen un Estado
neoconservador, de derecha, liberal, chico, que cobre pocos impuestos a
los que más tienen, y que invierta poco en los que menos tienen. Con
todo esto, Macri va más allá, yo creí que planteaba volver a la década
del ’90 pero parece que quiere volver a 1890, a la Argentina del primer
centenario, de una profunda desigualdad social a partir de lo que
significaba la comercialización de materia prima. Me parece que allí hay
un debate que nosotros tenemos que tensionar. No puede un dirigente, un
candidato a presidente decir libremente “voy a bajar impuestos” sin
decir cómo va a hacer para suplantarlos. La idea de ir a sentarse con
Griesa y acatar su fallo corresponde con la idea de un país
sobreendeudado, un país con condicionamiento externo. Ése es el modelo
que hay enfrente. La tasa de rentabilidad define cómo se reparte el
ingreso en la Argentina. Nosotros construimos un modelo donde los
trabajadores tienen una alta participación en el ingreso, y eso permite
que seamos un país con altos niveles de ocupación. Ese escenario, en
donde lo que se quiere es producir una transferencia de rentabilidad
entre el mundo de trabajo y de capital, sea capital económico
tradicional o capital financiero trasnacional, necesita de altos niveles
de desocupación y flexibilización de mercado. En los ’90 las leyes de
flexibilización implicaban que detrás de un trabajador con puesto de
trabajo había 40 esperando. Para que existan altos niveles de
desocupación hay que achicar el mercado interno y bajar el consumo.
Claramente son dos modelos en tensión.
–Ahora, esa interpelación a los
dirigentes de la oposición que quieren ser presidentes en 2015, ¿no hay
que bajarla también a la sociedad?
–Bueno, yo creo que el debate
político en la Argentina debe tensionar. Eso no significa enojarse ni
agredir, ni nada por el estilo. Sino que los argentinos sepan qué van a
votar en 2015. Es mentira que los derechos no se conculcan, no se
limitan o no se suspenden. En los ’90 no se suspendieron las
convenciones colectivas de trabajo, pero nunca se convocó a paritarias. O
no se eliminó el salario mínimo, pero nunca se lo convocó al Consejo
del Salario. Está claro: en determinados momentos y determinada
coyuntura hay derechos que se terminan. El plan cierra con el 18% de
desocupación, y el 18% de desocupación en el país es la presión social.
Esto es así. El aumento de los niveles de desocupación argentina, donde
primero tiene impacto directo es en el sistema provisional, en el Anses,
¿eso como se va a reflejar? Con una baja de la disminución del salario
de jubilaciones y pensiones. Va a significar también una baja en las
asignaciones familiares.
–A principios de año, usted dijo que “el ojo y
la cuestión están en lo económico”. Ocho meses después, y con todo lo
sucedido, ¿cómo ve este momento de gran tensión del poder económico, de
los medios de comunicación?
–Está claro que hay una exageración de la
cuestión económica en sentido negativo. Exageración que tiene varias
motivaciones, seguramente una, importante, es política. La oposición
debe pensar que cuanto peor sea el escenario económico mejores son sus
posibilidades electorales. Seguramente tiene una especulación económica
de todos aquellos que están con el cartelito permanente de
“devaluación”. Quiere decir que nosotros tuvimos que fijar un nuevo tipo
de cambio, en enero de este año, fundamentalmente, porque estábamos en
una brutal operación desestabilizadora. Y en enero había una gran parte
de la dirigencia opositora que decía que Cristina no terminaba su
mandato. Con la fijación del nuevo tipo de cambio demostramos el control
de las variables macroeconómicas que venían a un buen ritmo hasta que
tuvimos esta tensión que con el fallo de Griesa. La competitividad hoy,
la performance del sector agroexportador en la Argentina no está regida
por el tipo de cambio, sino por la demanda de aquellos mercados que son
los que tradicionalmente le compran a la Argentina
–Pero ya están
reteniendo soja…
–Bueno, pero así les fue también. Tuvieron soja durante
muchísimo tiempo y el precio de la soja bajó. Quiero decir, nadie sale a
decir hoy que la soja no es competitiva. El sector exportador tiene
problemas porque Brasil, Chile y la eurozona acomodaron su crecimiento a
la baja, mientras que los Estados Unidos no terminan de arrancar. Esos
son los cuatro principales destinos de nuestras manufacturas. Ahora, si
uno analiza la magnitud de lo que ellos llaman crisis, debería comparar:
2008-2009 también tuvimos una situación complicada económicamente a
partir de la caída de Lehman Brothers. Terminamos 2009 con 150 mil
trabajadores incluidos dentro de los programas Repro. Son trabajadores
del sector privado a los cuales el Estado les garantizaba una parte del
salario a esas empresas, y las empresas tenían el compromiso de no
despedirlos. Subsidiamos el empleo. Bueno, hoy ese programa tiene
treinta mil inscriptos. O sea, que la dimensión de la crisis es cinco
veces menos de la que teníamos.
–¿Y con la producción de autos 0 Km?
Casi 150 mil en 2009 y más de 500 mil en 2014.
–Ahora tenemos el Plan
Procreauto, pero en ese momento yo me acuerdo que la Presidenta le dio
un crédito del fondo de garantías a la General Motors para que lleve un
nuevo modelo que permitió no sólo mantener a los trabajadores de Alvear,
cerca de Rosario, sino incorporar nuevos trabajadores. Todas las
mañanas nos encontramos en Clarín y La Nación con sus opinadores
marcando la negatividad de la economía argentina. Y hay que luchar
contra eso. El escenario de la Argentina es objetivamente muchísimo
mejor que la crisis de 2008-2009. Esa crisis terminó en 2010, creciendo
al 9% anual. El Gobierno está tomando todas las medidas que permitan
fortalecer la economía y las variables macroeconómicas de manera tal de
seguir consolidando el crecimiento y mantener los niveles de empleo.
–¿Qué escenario ve en caso de que no haya una aceptación mayoritaria o
suficiente por parte de los bonistas al cambio de jurisdicción de pago?
El fallo no da opción a negociación alguna sin que caiga la
reestructuración…
–No, el fallo no da opción a eso, pero Griesa tiene
una estrategia que es la extorsión. Lo que intentamos hacer nosotros
claramente es quitarle esa herramienta de extorsión. ¿Qué mostró la
Argentina? Vocación de pago. Esa vocación de pagar y generar todas las
alternativas para pagar es lo que nos fortalece, y nos hace lograr,
salvo en el juzgado de Griesa, apoyo en todos los escenarios en donde se
debatió nuestra posición. Fue una decisión correctísima de la
Presidenta dar este debate, no solamente en el despacho de Griesa sino
también en los foros internacionales. Lo de Naciones Unidas es un hecho
histórico.
–Mientras tanto, acá la oposición decide votar en contra o
abstenerse…
–Porque la oposición tiene una actitud muy mezquina. La
oposición decidió que de esto se haga cargo el oficialismo. No pensaron
en clave de futuro sino coyunturalmente. Están más con el traje de
candidato que con el de estadista. Y esta es una decisión que marca la
Argentina de los próximos años. Pero bueno, seguramente a los partidos
políticos opositores, el hecho de la presión mediática y de votar con el
oficialismo le generó una gran incomodidad. Es raro, porque son esos
mismos partidos políticos los que te piden diálogo. Este tema es un tema
de Estado, y no lo entendieron.
–A pesar de que hubo una explícita
convocatoria al diálogo por parte de la Presidenta…
–El ministro de
Economía, el secretario de Legal y Técnica y el jefe de Gabinete
explicaron absolutamente los alcances de la situación con todos los
presidentes de los bloques parlamentarios. Armamos una comisión
parlamentaria impulsada por el presidente de la Cámara de diputados que,
antes del rechazo de la Corte norteamericana, fue a los Estados Unidos y
se reunió con congresistas para plantearles la situación. El Gobierno
tuvo una actitud de mucha amplitud alrededor de esto y además de mucha
transparencia. Lo que la Argentina no podía hacer es ir nuevamente a
depositar en el BoNY para que Griesa le diga al banco que no pague, y el
banco acepte. Este es el escenario. Se planteó colocar otra plaza
financiera como París, que tiene una ley anti buitre. Y, de hecho,
Francia fue de los que se abstuvo en la ONU.
–¿Cómo encararía en el
futuro tomar deuda?
–El problema es si el endeudamiento es para pagar
deuda o para financiar el déficit corriente del Estado. El gobierno
tiene niveles endeudamiento, pero a partir de las inversiones
productivas como los que tenemos con China. Nosotros acordamos créditos
con China para el financiamiento de las dos represas hidroeléctricas del
sur. El endeudamiento para lo que signifique el desarrollo de la
inversión productiva es absolutamente razonable. Ahora, endeudar el país
para aumentar la cantidad de reservas del Banco Central y para que ese
aumento financie la fuga de capitales de la Argentina, la verdad es que
eso fue el desastre del pasado.
–Sin embargo, es lo que harían los
economistas de la oposición…
–Claro, endeudar el país para que haya un
sector de la Argentina que compre dólares. La verdad es que eso no se
debe permitir.
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